Una mirada a las ciudades chinas del siglo XXI desde Barcelona
En 2007 fui en tren de Shanghái a Hangzhou. El motivo era hacer un trabajo de investigación sobre la transformación de la calle en el centro de la ciudad histórica de Hangzhou. Estaba fascinada por la descripción que Marco Polo había hecho de esta ciudad conocida como Lin’an, capital de la dinastía Song del Sur, su paisaje natural descrito por los mejores poetas de las dinastías Tang y Song, la revolución urbana que tuvo lugar allí entre los siglos X y XIII… Pero esa ciudad que imaginé, pero no encontré, es una metáfora de lo que implica conocer China, su presente y futuro.
(Foto: Eje de la ‘Cultural Wave’, en el barrio de Qianjiang en Hangzhou - Maria José Masnou)
El estudio del pasado de China y su cultura milenaria fue el punto de partida para entender el país. He debido dejar a un lado muchas ideas preconcebidas… Y también he aprendido a amar a su gente. Como dice un amigo, los chinos son los resilientes por excelencia, luchadores, ambiciosos y muy leales con los amigos.
Como arquitecta formada en Barcelona, donde el espacio público forma parte del ADN de la ciudad, quería entender el valor asociado al espacio público en las ciudades chinas; entender si había un hilo conector que ligara la herencia de la cultura urbana histórica con las operaciones contemporáneas de radical transformación urbana.
Barrio de Xihan, Pekín. (Maria José Masnou)
"Quería entender si había un hilo conector que ligara la herencia de la cultura urbana histórica con las operaciones contemporáneas de radical transformación urbana."
Tenía también un interés muy ingenuo, explicar Barcelona en China: cuáles habían sido los factores que habían construido la ciudad vital, diversa y amable y los espacios públicos, que han sido un referente y que ellos admiraban pero no comprendían.
A lo largo de estos catorce años de contacto y trabajo sobre China, he llegado a la conclusión de la gran complejidad que implica entender sus procesos de urbanización, crecimiento y transformación urbana. Que no es lo mismo la ciudad de Shanghái que una ciudad interior del oeste. Y que solo una visión multiescalar y transdisciplinaria puede ayudar a entender el porqué de sus políticas urbanas. Esto me ha llevado también, paralelamente a mi interés por el espacio público, a adquirir un conocimiento integrado del país como una fórmula previa a la comprensión del hecho urbano.
El espacio público en China tiene un componente cultural muy importante que se refiere a las categorías espaciales que ordenan el ámbito de lo que es público-abierto y privado-comunitario.
Ancianos jugando cerca del lago Xihu, Hangzhou. (Maria José Masnou)
El concepto del espacio público entendido como espacio de la sociedad civil, escenario de manifestaciones sociales, culturales y políticas, no existió en las ciudades chinas históricas como lo entendemos en la ciudad occidental. La categoría del espacio social está vinculada al espacio comunitario y familiar de los recintos cerrados, en sus diferentes tipologías.
Las categorías del espacio introvertido y extravertido definen por excelencia la estructura espacial, que ordena el ámbito de lo privado y lo público en la ciudad. La hermenéutica de la ciudad china se basa principalmente en el concepto estratégico del dualismo entre espacio urbano abierto y cerrado (Hassenpflug, 2010).
Queda mucho que hablar sobre el espacio público en los nuevos proyectos urbanos en China, pero me centraré en unas pocas reflexiones personales sobre el valor de un elemento principal, la calle de los tejidos urbanos históricos.
Hutong en el barrio de Shichahai, Pekín. (Maria José Masnou)
La calle en estos tejidos ha tenido un papel funcional vital que no ha sabido recoger el urbanismo y el diseño urbano contemporáneo. Interpretar la tipología funcional y de movilidad secundaria de los hutongs de Pekín o los lilongs de Shanghái y los tejidos tradicionales es una asignatura fallida. Porque estas tipologías específicas podrían ser el puente de construcción entre el espacio comunitario y el espacio público-abierto en la ciudad.
La traducción de estas tipologías espaciales en proyectos urbanos creativos que las incorporaran sería una buena estrategia que ayudaría a abandonar las propuestas uniformes y descontextualizadas de las ciudades genéricas.
Desde mi punto de vista, el paisaje humano de estas calles y callejones de la ciudad tradicional es una de las experiencias urbanas y sociológicas más estimulantes de las ciudades chinas. El concepto de ciudad socialmente inclusiva y diversa tiene en estos lugares su máxima expresión.
Una calle en el distrito de Zhabei, Shangái. (Maria José Masnou)
Comerciar, jugar al mahong, cuidar pájaros, comer, tomar el fresco…, son algunas de las muchas actividades que todavía se pueden encontrar en estos recortes de ciudad anteriores al boom inmobiliario del Periodo Reformista.
Algunas calles suministran imágenes surrealistas de convivencia forzada con el coche dentro de los tejidos históricos o contemporáneos.
Aun así, ¿dónde queda todo este legado de cultura social y urbana en los nuevos crecimientos urbanos? Los condominios de viviendas cerradas, los complejos de negocios, universitarios o de tecnología, se posicionan como islas autónomas dentro de cualquier entorno o territorio, sin hacer ciudad ni construir urbanidad.
Vista aérea de Shangái. (Unsplash)
El control, las restricciones y la pérdida de espontaneidad de la actividad urbana que han sufrido y todavía sufren casi todas las ciudades del mundo han consolidado en China una tendencia ya existente.
Los procesos especulativos y de gentrificación de los centros urbanos han arrasado estos tejidos y expulsado sus residentes. En algunos casos, fondos de inversión construirán complejos comerciales y de ocio y reproducirán formalmente volumetrías y estéticas tradicionales, con estrategias de parque temático. O bien construirán grandes complejos en altura de viviendas u oficinas, olvidando cualquier traza de identidad preexistente.
¿Cómo ha afectado la pandemia a la vida urbana? ¿Y ahora al periodo de la postpandemia?
El control, las restricciones y la pérdida de espontaneidad de la actividad urbana que han sufrido y todavía sufren casi todas las ciudades del mundo han consolidado en China una tendencia ya existente.
Me cuenta un amigo arquitecto residente en Shanghái que esta tendencia se ha radicalizado por el temor de un rebrote sobre todo en las grandes ciudades. Las calles de los tejidos como los de la imagen superior son un llamamiento a la interacción social, sin ningún tipo de filtro o restricción, y han sido los primeros afectados.
Estas calles, como también los lilongs, construyen una movilidad local, flexible, muchas veces informal, a través de pasajes interiores con accesos múltiples, y han sido segados, tapiados y su actividad parada.
No obstante, cuenta mi amigo, los chinos, resilientes como pocos pueblos, no tiran la toalla y, aunque en un entorno aparentemente desolado, los negocios fantasmas proliferan en el interior…
Edificio de la sede de CCTV en Pekín. (Unsplash).
Esto es una fórmula de resiliencia urbana y social. Me pregunto si habrá una fórmula específica para cada ciudad.
El aislamiento durante el confinamiento ha confirmado nuestro carácter de seres sociales y la necesidad de interacción física que tenemos. El entorno digital no puede suplir esta interacción, que nos confronta con los otros sin filtros. Y los espacios públicos tradicionales, en todas sus tipologías, muestran y construyen estos ámbitos físicos.
Repensar las ciudades después de los confinamientos deberá incluir la importancia de los espacios físicos sociales y locales. Y la proximidad espacial como valor –recordemos propuestas como la ciudad de los 15 minutos– puede establecer unas complicidades con el entorno digital que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos y convierta las ciudades en socialmente más participativas, inclusivas.
Vista nocturna del Lago del Oeste en Hangzhou. (Unsplash)
Pero, volviendo a China, la pandemia de la covid-19 es un punto de inflexión que ha acelerado muchas necesidades que estaban en proceso anteriormente, como también pone sobre la mesa la necesidad de construir ciudades más resilientes, sostenibles y centradas en sus residentes, tanto en China como en Europa.
La crisis desencadenada por la pandemia ha hecho aflorar la necesidad de una reflexión honesta sobre la gobernanza urbana y las nuevas demandas de las ciudades y sus residentes. La pandemia se ha constituido como un punto simbólico de cambio, así como de dinamización de iniciativas pendientes.
En esta dirección, organicé en el marco de la Cátedra China en noviembre del 2020, como coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Desarrollo Urbano, Territorial y Sostenibilidad, una mesa redonda y debate para presentar cuáles eran los diversos escenarios que afronta la China postcovid.
La crisis desencadenada por la pandemia ha hecho aflorar la necesidad de una reflexión honesta sobre la gobernanza urbana.
'Skyline' de Shangái. (Unsplash)
Los ponentes dibujaron un escenario diverso de la realidad urbana china, sus problemas, retos y propuestas de futuro. El perfil profesional y pericia de los ponientes participantes propició esta visión diversa y multiescalar complementaria. La exposición permitió dar un paso gradual de escala, de una lectura macroescalar del impacto de los procesos de urbanización durante el Periodo Reformista (por parte de Rosa María Cervera) al análisis del modelo de financiación local de los municipios basado en el desarrollo y subasta de los derechos del suelo (por parte de Zhi Liu), el origen de la burbuja inmobiliaria en las ciudades (por parte de Natasha Aveline-Dubach), la presentación de proyectos de vivienda innovadores y urbanismo autosuficiente para la nueva ciudad de Xiong’An (por parte de Vicente Guallart) y el carácter de las intervenciones sobre el patrimonio histórico en una ciudad global como Shanghái (por parte de Plácido González Martínez). Presentar esta visión complementaria y aclaratoria fue mi intención a la hora de organizar la mesa redonda y el debate. El escenario actual de las ciudades chinas se entiende mejor a partir de la explicación de expertos que trabajan en primera línea y que huyen de tópicos e ideas preconcebidas.
María José Masnou
Arquitecta por la ETSAB-UPC, Máster en Estudios de Asia Oriental y profesora asociada de la Universitat Pompeu Fabra.
Este post forma parte de la compilación de artículos del libro Crónicas del desconfinamiento: Mujeres y arquitectura. Si lo quieres descargar, aquí te explicamos cómo hacerlo.