Por qué necesitamos un nuevo urbanismo al servicio de las personas
Nunca se había hablado tanto de urbanismo y de regeneración urbana como desde la irrupción de la pandemia, aunque expertas como Mònica Beguer, fundadora de TerritorisXLM y docente de la Escola Sert, llevan toda una trayectoria profesional y pedagógica planteando alternativas y soluciones al urbanismo tradicional. Hablamos con ella sobre por qué se necesita, más que nunca, repensar el urbanismo para hacerlo a la medida de las personas y sus necesidades y derechos.
¿Cómo debe ser ese nuevo urbanismo al servicio de la gente?
Uno que ponga el foco en qué herramientas o criterios es necesario utilizar para enfocar el urbanismo de otra manera. Venimos de un urbanismo fundamentado en la generación de plusvalía, a caballo entre finales del siglo XX y principios del XXI. Era un urbanismo que siempre planificaba en clave de crecimiento, pensando en los coches. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, este urbanismo nos ha dejado un paisaje empantanado de urbanizaciones a medio terminar y un territorio ambientalmente dañado.
Si ahora focalizamos la mirada sobre las calles con mayor intensidad de vida cotidiana (cuál es el principal recorrido que ligan escuelas, ejes comerciales, el CAP, etc), inevitablemente planificaremos la ciudad de forma más transversal e inclusiva. Estamos planificando pensando en las personas, en el impacto positivo y esto obliga a planificarlo todo. No se planifica por separado, técnicamente se le llama legibilidad, es decir, que los espacios estén pensados por las personas.
No han pasado tantos años. ¿Por qué la percepción urbanística ha cambiado tan rápidamente?
Porque después del estallido de la burbuja, nos ha sobrevenido una crisis climática y se han agravado las desigualdades socioeconómicas que ya teníamos, justo cuando realmente empezamos a ser conscientes de la emergencia climática. Un cambio que cada vez será más evidente, con climas extremos, veranos más largos, más calor… Si las ciudades no las tenemos adaptadas no estaremos bien en casa, que es lo que también puso de manifiesto la pandemia y el cambio de paradigma con el trabajo y el auge del teletrabajo.
¿Qué relación existe entre cómo afectan estos cambios a nuestras viviendas y al entorno urbano?
Así como dentro de casa debemos tener unos criterios mínimos de habitabilidad, también hay que entender la necesidad de que el espacio público sea un espacio que podemos habitar, que sea social, no una simple zona para ir de un sitio a otro. Es necesario traspasar estas demandas cualitativas también al espacio público, porque es donde habitamos como colectivo.
Existe la emergencia climática, que nos obliga a cambiar la manera de hacer las cosas, y también existe emergencia social, que cada vez va a peor por los desequilibrios sociales que tenemos, tanto en el ámbito rural con la agricultura, como en el urbano. O cuidamos los impactos ambientales y social que genera el urbanismo o peligra nuestro sistema de vida. Esto de que el urbanismo sirve para ganar dinero debe cambiarse, debe servir para vivir mejor, para las personas y el planeta.
Mònica Beguer, fundadora de TerritorisXLM y docente de la Escola Sert. (TerritorisXLM)
"En las clases explicamos las cosas que se están haciendo y las oportunidades que tenemos, con qué herramientas y por qué"
Pero se siguen haciendo plazas duras.
Tenemos el mismo marco legal, los mismos instrumentos… ¿Cómo nosotros, desde un despacho de urbanistas, podemos cambiar este foco y cómo podemos dar herramientas estratégicas para mejorar las decisiones? Debemos aprender a poner el foco en estrategias para mejorar el espacio público y ganar habitabilidad para que el espacio público sea resiliente con el cambio climático.
Si hacemos plazas duras se incrementan las islas de calor porque aumenta la temperatura. Ahora empezamos a tomar conciencia de los beneficios del arbolado en las ciudades. Cada vez llueve menos, pero lo hace con mayor intensidad, y si tenemos pavimento que no trague agua, tendremos más inundaciones.
En las clases que impartimos para arquitectos no sólo va de concienciarles, sino de explicar las cosas que se están haciendo y las oportunidades que tenemos, con qué herramientas y por qué. Y saber aprender de los errores.
La plaza de los Països Catalans en Barcelona es un ejemplo de un espacio no pensado para la emergencia climática. (Creative Commons)
¿Cómo por ejemplo?
La plaza de los Països Catalans, frente a la estación de Sants de Barcelona. Es una plaza premiada y reconocida urbanísticamente años atrás, pero hoy en día es un claro ejemplo de un espacio que no ha sido pensado ni para las personas ni para hacer frente a la emergencia climática. Como la plaza de las Glòries, que ha cambiado mucho pero aún quedan cosas por hacer.
Antes era una autopista. La proporción del espacio y las continuidades creaban un espacio confuso y desorientado. Cuando las cosas están fuera de escalera, cuando no tienes referentes visuales, la sensación es que estás perdido, es desagradable, las personas evitarán pasar por dónde suceda esto.
Nunca por ahora se hablaba tanto de planificación urbana, en Barcelona.
Claro, y debemos poder hacer que el urbanismo tenga un lenguaje más fácil para que participemos toda la ciudadanía. Debemos implicar a todo el mundo para que se puedan hacer propuestas y buscar soluciones para los problemas. Debemos garantizar una mayor transparencia en los procesos urbanísticos. Ir leyendo este cambio, de qué forma vamos reformulando las cosas, a base de ponerle intención.
Las herramientas que tenemos no nos ayudan, pero tampoco nos lo impiden, no es excusa, hasta ahora hemos priorizado los beneficios económicos. Tampoco interesaba la participación ciudadana, cuyo objetivo no era dar soluciones a los problemas existentes, sino encontrar nuevas oportunidades de crecimiento económico.
Las superillas de Barcelona son un ejemplo del nuevo urbanismo que se abre paso en las ciudades. (Ayuntamiento de Barcelona)
"Las decisiones urbanísticas tienen un impacto sobre el futuro de la ciudad que, en ocasiones, no se ha tenido en cuenta."
Es necesario, entonces, hacer autocrítica del urbanismo que se ha hecho hasta ahora.
Las emergencias ambientales y sociales requieren que demos respuesta y el urbanismo tiene mucha responsabilidad, hay que tomar conciencia. Cuando escribimos normas urbanísticas tomamos decisiones sobre la ciudad que tienen un impacto futuro que en muchas ocasiones no se ha tenido en cuenta.
¿Cómo por ejemplo?
Durante muchos años, con el afán de edificar todo lo posible, se fueron ubicando las reservas de zona verde que obliga a la ley de urbanismo, en espacios alejados de los centros urbanos, o topográficamente inaccesibles. Hay muchos municipios que ahora les faltan espacios de juego, servicios, jardines… Al ser espacios que no eran buenos, no se ha podido dar un uso social. Cuando estalló la burbuja, algunos oportunistas quisieron especular con esos suelos.
Urbanismo de género significa planificar la ciudad y el territorio con la mirada puesta sobre las personas y sus necesidades a lo largo de la vida. (Ayuntamiento de Barcelona)
"Es necesario enfocar el urbanismo como una herramienta para mejorar los lugares donde vivimos y no como un instrumento especulativo."
¿Por qué?
Para adquirir estas zonas a bajo precio y exigir a la administración que les expropiaran a precio de suelo edificable (lo que permite la Ley de valoraciones de suelo en determinados casos). Los municipios tenían facturas millonarias para pagar estas zonas verdes, así que hubo que aprobar una moratoria para tratar de resolverlo o al menos dar tiempo a los Ayuntamientos para resolverlo. Los gobiernos municipales empezaron a revisar sus planeamientos, con un objetivo principalmente económico puesto que no podían hacer frente a estas facturas.
Sin embargo, esto abrió nuevas oportunidades y algunos municipios están revisando la planificación de sus espacios públicos de manera más eficiente, y con una mirada más social y ambiental. La actual ley de urbanismo garantiza una cantidad mínima de espacios no edificados (fuerza mínima), pero no garantiza la calidad y funcionalidad (social y ambiental) de estos espacios.
Es necesario enfocar el urbanismo como una herramienta para mejorar los lugares donde vivimos y no como un instrumento especulativo. También conviene que el urbanismo se focalice en reciclar lo que tenemos, en la regeneración urbana, necesitamos un urbanismo con perspectiva de género.
¿Qué significa un urbanismo con perspectiva de género?
Significa planificar la ciudad y el territorio con la mirada puesta sobre las personas y sus necesidades a lo largo de la vida. Por tanto, tomando conciencia de cómo la planificación urbana afecta al desarrollo de la vida cotidiana.
Y exactamente…
Por poner un ejemplo muy concreto. Las normas del PGM (Plan General Metropolitano) regulan la altura máxima de un edificio en base a la anchura de la calle. Durante muchos años se ha permitido levantar más plantas en un determinado lugar si se retiraba la fachada y, por tanto, se daba más anchura a la calle en ese punto determinado. No se pensó pensar que lo que se estaba generando era un rincón oscuro y sin visibilidad y unas medianeras vistas en los edificios de al lado.
Este es un claro ejemplo de cómo una decisión urbanística pensada sobre el papel, acaba teniendo un importante impacto no sólo sobre el paisaje urbano, sino también sobre la percepción de los peatones y por tanto sobre las condiciones de habitabilidad del espacio público.
Vista aérea de la plaza de las Glòries en Barcelona. (Ayuntamiento de Barcelona)
Desde TerritorisXLM ha elaborado precisamente la Guía práctica para la integración del género en los planes y programas para el Ayuntamiento de Barcelona.
Se trata de una herramienta práctica que busca facilitar la incorporación de criterios de calidad de vida cotidiana a los planes y proyectos que se realicen en Barcelona. Esto se traduce en recomendaciones concretas aplicables a la planificación urbana.
Y también el Programa de Regeneración Urbana de Barcelona.
El Programa de Regeneración Urbana de Barcelona es un instrumento de planificación estratégica global por la ciudad de Barcelona. Un documento que parte de identificar la vulneración de los barrios de Barcelona y las actuaciones necesarias para paliar estas vulnerabilidades, para que el ayuntamiento pueda realizar actuaciones para mejorar la calidad de vida.
¿Cómo llevar a cabo ese nuevo urbanismo con las leyes y normas actuales?
Habría que cambiar las reglas del juego.
¿Por qué?
Por dos motivos. Uno, tenemos leyes que están muy focalizadas en cuantificar, garantizar superficies y ahora debemos garantizar los beneficios no económicos, sino ambientales y sociales.
¿Y dos?
Es necesario disponer de instrumentos para paliar estas consecuencias, aunque sea añadiendo a las leyes pardos. Un plan general que es el instrumento más complejo, se tarda en tramitarlo entre 4-5 años si vayamos bien, a veces 8-10 años. Su vigencia teórica debería ser de unos 15 años máximo, pero con lo que cuesta revisarlos, se mantienen vigentes y terminamos teniendo planes desfasados que no responden a las necesidades del momento.
Cada vez está más claro que necesitamos instrumentos ágiles. Tenemos unos instrumentos que están quedando obsoletos y un anteproyecto de la ley de territorio que podría remediarlo, pendiente de salir adelante desde el año 2017.
Natàlia Bosch
Redacción Escola Sert