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Territorio y urbanismo

El valor que la arquitectura ofrece a la sociedad

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Una aproximación que considera los entornos construidos como herramientas de mejora del bienestar y salud de las personas, lo que aumenta el valor que la arquitectura aporta a la ciudadanía.

La energía está dejando de tener la hegemonía como indicador de sostenibilidad medioambiental, ampliándose a otros determinantes vinculados al concepto ecosistémico de One health (una sola salud). El crecimiento de la población y su expansión territorial, el cambio climático y la deforestación entre otros hacen que sea necesario ampliar la mirada hacia las relaciones interdependientes entre la salud humana, la sanidad animal y el medio ambiente. El exposoma (conjunto de factores ambientales y de exposición externos a los que estamos sometidos a nuestra vida y que impactan sobre nuestro genoma en nuestra salud) cada vez toma más relevancia dentro de la medicina medioambiental. Y según los modelos actuales de determinantes de salud, el entorno físico tiene un peso mínimo del 10%. Estos datos demuestran cómo cada vez aumentan más las enfermedades de origen medioambiental, siendo el origen del 24% de la mortalidad mundial según la OMS.

Iluminacions en una estancia

Los edificios no sólo deben reducir su consumo energético, sino también mejorar de la calidad biótica de sus espacios interiores. (Unsplash)

La arquitectura es una herramienta de acción muy potente para potenciar cambios sociales

¿Obsesión o indiferencia?

La situación parece grave y necesita acciones urgentes, ante la que podemos optar por diversas vías: por un lado, paralizarnos ante el abismo que parece tener por delante. O todo lo contrario, asumir con indiferencia la situación con la sensación de que usted no va realmente con nosotros. Según Aristóteles, en el término medio suele existir la virtud, y ésta sería asumir la realidad y tomar partido activo al implementar las medidas que pueden estar a nuestro alcance para mitigar y redirigir la situación.

Una vivienda con criterios de salubridad

Somos una sociedad que principalmente ocupa espacios interiores. (Unsplash)

¿Qué podemos hacer desde la arquitectura?

El entorno físico es un determinante importante del exposoma. Desde el planeamiento territorial y urbanístico ya existen varias directivas europeas que promueven la reducción del tráfico rodado por una movilidad activa, la introducción de biodiversidad en los espacios urbanos y la mitigación del efecto isla de calor. Pero ¿qué ocurre con los edificios? Somos una sociedad que principalmente ocupa espacios interiores, y con la pandemia hemos experimentado que sufren de deficiencias de calidad del aire, pero también acústicas, de iluminación...

Esta experiencia nos evidencia la necesidad de rehabilitar el parque construido no sólo para reducir su consumo energético, sino también para la mejora de la calidad biótica de los espacios interiores. Esta necesidad ya comienza a materializarse en las semillas de las futuras directivas europeas. Por tanto, la arquitectura se convierte en una herramienta de acción muy potente, ya que tiene la capacidad de materializar cambios sociales a través de la tectónica, de la materia que nos rodea.

Pareja en la cama

La arquitectura puede articular cambios sociales. (Unsplash)

La arquitectura facilita procesos biológicos, fisiológicos, bioquímicos...

¿Cómo lo integramos?

Los y las arquitectas no son mercenarios del CTE (Código Técnico de Edificación). Tenemos una formación que nos da capacidad y herramientas para ir más allá. Evidentemente, el marco legal debemos cumplirlo, pero si tenemos otros conocimientos que lo trascienden es nuestro compromiso profesional aplicarlos.

Uno de los principales pasos para trabajarlo es conocer con más detalle cuáles son nuestras necesidades como seres vivos. La arquitectura no sólo nos ofrece un cobijo, sino que facilita procesos biológicos, fisiológicos, bioquímicos... incluso emocionales y psicosociales. Como arquitectos diseñadores de hábitats para seres vivos, es necesario que descubramos e integremos las relaciones que tiene el entorno físico con nuestra biología, adentrándonos en un mundo sorprendente.

Niña saltando en una cama

Los arquitectos deben comprender las relaciones que tiene el entorno físico con nuestra biología. (Unsplash)

¿Qué variables podemos trabajar? 

Hay muchos condicionantes y muy variados... Uno de ellos es la variable higrotérmica: entender cómo nuestro cuerpo responde a distintos estímulos térmicos. Su conocimiento nos proporciona herramientas para diseñar instalaciones de climatización óptimas. Y, sobre todo, entender que antes de la definición de las instalaciones existe la tectónica: reconocer las propiedades físicas de los materiales que nos ayudan a crear una calidad del ambiente interior agradable a nivel higrotérmico, acústico, lumínico, visual.

También cuando comprendemos que las relaciones entre nuestras células responden a estímulos eléctricos y bioquímicos, hace que entendamos el diseño de instalaciones eléctricas y de telecomunicaciones bajo otros puntos de vista y esto nos da pistas sobre cómo trazar su montaje.

Otro ejemplo es la relación con la luz: el espectro lumínico no sólo nos permite ver y comprender el espacio, sino que regula nuestro sistema biológico. Por tanto, es prioritario que más allá de definir la cantidad de luz que hay en un espacio (variable exclusiva que tiene en cuenta el CTE), podemos incidir en la calidad de esta luz para que acompañe a nuestros ritmos circadianos. Parte de estos contenidos los podemos encontrar en la guia “espais interiors saludables” elaborada por la OCT del COAC.

También hemos hecho referencia a aspectos psicosociales, recientemente estudiados a través de las neurociencias aplicadas a la arquitectura, que analizan la respuesta cognitiva de nuestro cerebro frente a diversos estímulos externos, definiendo qué variables hace que las personas estén más relajadas y aumenten su bienestar. La presencia de vegetación, tanto bajo criterios perceptivos como también higrotérmicos, acústicos... tiene una gran incidencia, por eso también hay que integrar la biodiversidad en los proyectos, teniendo herramientas suficientes para no desfallecer en el intento.

 

Ilusión por la arquitectura

Esta aproximación que considera a los entornos construidos como herramientas de mejora del bienestar y salud de las personas, hace que aumente el valor que la arquitectura ofrece a la sociedad. Los profesionales que tienen herramientas para materializar esta sensibilidad tienen un mayor potencial para llegar a las personas usuarias. También el ejercicio profesional se vive desde una vertiente más humana, con una mayor satisfacción de aportar bienestar a nuestra sociedad, aumentando la ilusión de nuestro trabajo.

Por tanto, a pesar de la compleja realidad que nos rodea con una limitación de recursos medioambientales (y de otros tipos) podemos encontrar una aportación positiva y esperanzadora que necesita de nuestro empoderamiento, y éste pasa por ampliar el conocimiento de lo que somos capaces de hacer para poder trabajar con estas herramientas.

 ¿Te sumas?

Sonia Hernández-Montaño Bou
Directora del posgrado de Arquitectura y salud de Escola Sert

Posgrado de Arquitectura y salud de Escola Sert

Con este programa podrás evaluar la incidencia que tiene la elección de los materiales, los sistemas constructivos y las instalaciones sobre la salud de las personas y la calidad del ambiente interior de las edificaciones.

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