(Imagen: GettyImages)

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Software y herramientas

La evolución del render hacia el fotorrealismo

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Los renderistas son los pintores o fotógrafos de la arquitectura. Son capaces de plasmar conceptos, datos y detalles en una imagen que anticipa el resultado de un proyecto. Su herramienta de trabajo son los programas y extensiones disponibles, softwares y hardwares que han evolucionado de tal manera que ya podemos hablar de renders fotorrealistas e interactivos.

¿Qué materiales necesito para crear un render?

Un render es la representación visual y digital de un proyecto arquitectónico en desarrollo donde se plasman conceptos e ideas que se trasladan del papel al 3D.  

De cuanta más información disponga el renderista, mejor podrá realizar su trabajo. Esto incluye planos, secciones, proyecto ejecutivo, referencias de materiales, elementos o colores, para alcanzar un resultado lo más realista posible.

“La comunicación con el cliente también es fundamental, ya que es la persona que mejor conoce el proyecto y las expectativas de cómo se plasmará del papel a la realidad”, explica Nil Campderrich, director del nuevo curso en línea Renderización fotorrealista desde cero con Corona Renderer.

Representación de una cocina hecha con Render

Trabajar la iluminación en un proyecto con render permite lograr resultados muy realistas. (Corona Render)

La sofisticación de programas y extensiones como Corona Renderer eliminan, prácticamente, la posibilidad de errores técnicos

Dominar la iluminación, la clave del realismo

Viajamos durante un instante al siglo XVI. Fue la época en la que nació la técnica pictórica del claroscuro para destacar ciertos elementos de un cuadro y ensombrecer otros para fijar o desviar la atención del observador de la imagen.

Para Campderrich, trabajar en detalle la iluminación en la composición de un render sabiendo cómo se comporta la luz es, exactamente, lo que sucede con la arquitectura. Esta autenticidad es la que permite obtener resultados realistas y que pocas formaciones en rendering transmiten al alumnado.

“El mundo digital busca imitar la realidad. Entonces, saber cómo la luz refleja en un material concreto, establecer qué nos interesa iluminar y qué no y cómo podemos utilizar las prestaciones que ofrece la cámara digital del motor de render nos permitirá obtener resultados más fotorrealistas”, afirma.

Es el llamado Physically Based Rendering (PBR). El renderizado basado en la física que modela las luces y las superficies con óptica en el mundo real y que se ha convertido en una tendencia en la realización de renders.

Corona Renderer, la extensión del programa 3dsmax de la cual Campderrich es instructor certificado, incluye una cámara de fotos que se coloca en el render como si de un objeto 3D se tratase, para visualizar en la pantalla aquello que la cámara está enfocando. 

Navegas por la imagen como si estuvieras en un dron y te colocas donde te interesa; preparas el encuadre y manipulas los valores lumínicos como el ISO o la obturación, consiguiendo los mismos efectos de exposición y profundidad de campo que en una cámara real”, describe.

Campderrich explica que las cámaras digitales incluyen funcionalidades muy interesantes y prácticas, como decidir qué objeto aparece en el render o ver en 3d dónde comienza y acaba el espacio que se está enfocando. “Gráficamente, en el espacio 3d se representan dos planos virtuales y todo lo que está fuera del espacio que delimitan queda desenfocado, lo que permite centrarse en un área de trabajo concreto”, añade.

Representación de un dormitorio con render

El render interactivo, que permite al renderista moverse por la imagen a la vez que la cámara renderiza. (Corona Render)

Corona Renderer es la extensión del programa 3dsmax, del cual Campderrich es instructor certificado

Más creatividad, menos margen de error

La sofisticación de programas y extensiones como Corona Renderer eliminan, prácticamente, la posibilidad de errores técnicos y, por tanto, favorecen la osadía creativa del renderista.

“Los softwares han evolucionado hacia el fotorrealismo, de tal manera que cuando introduces los datos, para, por ejemplo, iluminar un material metálico, hay ciertos valores que no te permitirá poner. Esto te permite, no tanto equivocarte, sino entender lo que estás haciendo y porqué, con mayor facilidad”, explica.

Campderrich sostiene que la diferencia entre un buen render y uno malo es que consiga comunicar lo que el proyecto arquitectónico propone y convencer al destinatario final de que el proyecto se justifica visualmente. 

¿Y ésto cómo se logra? “Colocando las luces de una forma determinada, jugando con la textura, el color y la saturación de zonas y materiales para repartir el peso de la imagen, reforzando ciertos espacios, dejando otros en sombra…hay muchas maneras de jugar con los elementos”, señala.

Sí que es posible que un render no sea correcto desde el punto de vista técnico o que tenga poco en común con la realidad, por eso el director del curso de Corona Renderer aconseja estudiar y fijarnos en cómo se comportan los materiales y cómo la luz incide en ellos para plasmarlos con el mayor realismo. 

“Aunque técnicamente es más difícil que un render nos salga mal, está bien que haya un cierto margen de error porque a veces, por el motivo que sea, nos interesa romper las normas”, apunta.

Imagen tratada con Corona Renderer

La diferencia entre un buen render y uno malo es que consiga comunicar lo que el proyecto arquitectónico propone. (Corona Render)

El render como herramienta de trabajo

Campderrich señala que los renders forman parte del paquete de documentación de cualquier proyecto de envergadura, ya que es necesario visualizar cómo será en la realidad. En este caso, se trata de renders finales en alta definición, una vez se han seleccionado las imágenes a presentar.

Otro uso tal vez más desconocido es fruto de la propia evolución de los programas y extensiones de renderización; el render interactivo, que permite al renderista moverse por la imagen a la vez que la cámara renderiza, como si de un video se tratara. Esto permite, aunque a mucha menor calidad, visualizar cambios en directo y mostrarlos, por ejemplo, al equipo de trabajo para añadir o rectificar ciertos elementos. 

Los renders también han entrado en el mundo de los videojuegos, las películas y la publicidad. Por ejemplo, para un anuncio de productos concretos se crean contextos paisajísticos o arquitectónicos digitales que enmarcan la presentación del producto.

En un mundo cada vez más digital, el renderista ya traspasa los límites de la arquitectura para escalar sus habilidades en otros sectores. Una profesión altamente solicitada que no olvida sus orígenes.

 

Lucía Burbano
Redacción Escola Sert

 

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