(Imagen: Enrich Duch)

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Territorio y urbanismo

CEM Turó de la Peira: dos proyectos en uno

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No es habitual que un equipamiento deportivo apueste por la madera y una fachada verde en su envolvente. El CEM Turó de la Peira de Barcelona se atreve a romper con los estereotipos tradicionales para demostrar que los pabellones pueden (y deben) ser energéticamente más eficientes y alejarse del hormigón para mejorar las percepciones de los usuarios y de un barrio entero.

En 2014 el Ayuntamiento de Barcelona convocó un concurso para la ordenación paisajística del interior de manzana y del equipamiento deportivo del Centre Esportiu Municipal del Turó de la Peira. Este equipamiento del distrito de Nou Barris en Barcelona consiste en una piscina interior climatizada y una pista polideportiva.

El concurso tenía dos objetivos: recuperar el espacio libre y unificar las antiguas instalaciones, la piscina y la pista, en un mismo edificio. El primer punto se refiere al interior de la manzana comprendido entre la antigua piscina Calderón de la Barca y la Pista Deportiva Municipal Turó de la Peira. Este espacio está concebido como zona verde para el disfrute de los vecinos y vecinas.

El proyecto ganador fue el de Anna Noguera y Javier Fernández. La propia Noguera recuerda en qué estado se encontraba el CEM Turó de la Peira: “el contexto y el paisaje urbano estaba totalmente desestructurado. El entorno donde se inscribe la actuación era una suma de espacios residuales sin ningún tipo de vegetación. También estaba ocupado por una pista deportiva exterior y una piscina interior obsoletas y escalas y muros de hormigón que resolvían el desnivel existente”.

Fachada vegetal del CEM Turó de la Peira

La fachada verde envolvente es uno de los elementos que definen la arquitectura del CEM Turó de la Peira. (Enric Duch)

El jardín del equipamiento resuelve la falta de espacios verdes en la zona

El jardín interior: transformar el gris en verde

El barrio donde se sitúa el equipamiento se caracteriza por una gran densidad de bloques de viviendas de gran altura y pocos espacios verdes.

El jardín resuelve esta necesidad y calidad medioambiental, sirve de espacio de relación social y acelera la biodiversidad. La equipación preside este espacio rodeada de una galería verde, que minimiza su impacto volumétrico, y que aparece como un elemento más del jardín.

Así pues, la intervención ha supuesto una regeneración urbana integral que ha ordenado el entorno mediante una operación de desmineralización y renaturalización para lograr unos espacios amables y en la escala del ciudadano.

Plano del CEM turo de la Piera y sus espacios verdes

Una operación de desmineralización y renaturalización logra espacios más amables en los entornos urbanos. (Anna Noguera)

Unos equipamientos deportivos de madera

El primer elemento más característico de la construcción de la equipación es la estructura de madera. En el proyecto se emplearon maderas con certificaciones PEFC y FSC, que garantizan una huella ambiental cero. Tal y como explica la arquitecta, la aplicación de nuevas tecnologías elevan las prestaciones del material:

“La madera es natural y tradicional y se ha utilizado a lo largo de la historia. Las nuevas tecnologías de laminado y contralaminado han permitido una construcción muy técnica y fiable que saca el máximo rendimiento del material”.

La pista deportiva ocupa las dos plantas superiores del equipamiento y disfruta de buena iluminación y vistas sobre el jardín. La entre­planta a nivel de calle comunica visualmente la piscina y es donde se sitúan los espacios de servicio, vestuarios y recepción.

Pista de baloncestos en el CEM Turo de la Peira

La pista de baloncesto del CEM Turó de la Peira. (Enich Duch)

La madera vista, sin revestimientos innecesarios, aporta un cromatismo, unas texturas e incluso aromas.

Ventajas de emplear madera

Anna Noguera destaca sus “excelentes características” y velocidad de ejecución que permitió la elección de este material. “La madera laminada tiene muy buen comportamiento mecánico. Es muy ligera, lo que nos permitió reducir los costes de cimentación, ya que se prefabricó en el taller. En un entorno de cierta dificultad como este, se ensamblaron elementos en la obra como los pilares, jácenas, forjados y muros en tan solo 8 semanas”, recuerda.

A toda la madera se le aplicó un tratamiento básico insecticida y fungicida y no se necesitó ningún tratamiento extra para la zona de la piscina. “Simplemente se deja transpirar la madera para que elimine el exceso de vapor del agua de manera natural. Es un material que funciona bien si las condiciones de humedad son estables”, detalla.

“La madera vista, sin revestimientos innecesarios, aporta un cromatismo, unas texturas e incluso unos olores. Estos elementos ayudan a hacerlos acogedores y cálidos y los aleja de la frialdad de otras equipaciones similares”, asegura la arquitecta.

Vista aéreo CEM Turó Peira

Plano con una vista aérea del equipamiento deportivo. (Anna Noguera)

Hidroponia para la fachada verde

El edificio minimiza su impacto hacia el jardín con una galería verde que lo envuelve. La vegetación del jardín se duplica y sube por la fachada dejando una grieta que recoge la entrada de la piscina. El edificio se convierte en un elemento más del jardín y dialoga con el espacio verde exterior.

La fachada verde se plantea como un filtro vegetal, basado en el sistema de cultivo hidropónico. El sistema de riego es por agua con nutrientes y se recuperan las aguas de lluvia. “Nos encontramos, de nuevo, ante un sistema que utiliza un elemento natural de una manera muy eficiente y muy técnica”, comparte Noguera 

La arquitecta prosigue con su explicación: “la galería verde es un excelente filtro solar en la medida que no solo protege la fachada de la radiación solar sino que también crea un espacio bioclimático que proporciona frescor en verano. El recurso de la vegetación para templar el clima se ha utilizado en arquitectura tradicional, sobre todo en los porches”.

Sobre las especies vegetales empleadas, la arquitecta explica que la selección es relevante y que tuvieron que hacer algunos ajustes posteriores. “No todas las especies se adaptaron como esperábamos. Surgieron algunos imprevistos en los componentes del sistema de riego, que modificaban el pH del agua. El factor humano también es relevante, porque aunque se trata de un sistema automático, el primer verano alguien cerró por error el agua y se secaron muchas plantas”, explica.

Piscina en el CEM Turó de la Peira

La piscina tiene unos requisitos de climatización muy estrictos. (Enric Duch)

“Se optó por la hidroponía porque es el sistema más liviano"

Anna Noguera
Anna Noguera Arquitectes

El sistema constructivo de la fachada verde

La fachada verde consiste en unas jardineras lineales situadas a lo largo de la fachada, a cada dos metros de altura. Al tratarse de un cultivo hidropónico, las jardineras son de pequeñas dimensiones. La hidroponía es un sistema que no emplea sustrato vegetal sino de lana de roca e incorpora un riego por goteo de agua con nutrientes.

 Las jardineras son modulares y llevan integrado el desagüe y el circuito de riego. En el sótano se encuentra el sistema que regula la instalación de riego. Por último, una red metálica electrosoldada sirve de apoyo a las enredaderas.

“Se optó por la hidroponía porque es el sistema más liviano. La lana de roca es más ligera que la tierra y dado que la fachada verde cuelga de la estructura principal del edificio, esta elección es relevante. También se trata de un sistema muy eficiente en el consumo de agua, suministrando en todo momento únicamente la cantidad de agua y nutrientes necesaria. Es, como hemos dicho antes, un sistema muy tecnológico que tiene que estar muy bien ajustado”, comparte.

A nivel de mantenimiento, el sistema de telegestión empleado permite que cada quince días se realice una inspección visual del estado fitosanitario de las plantas. Una vez al mes se revisan los filtros. Además, un par de veces al año se realizan tareas de eliminación de malas hierbas y hojas secas, podas y recortes y se reponen las plantas que se hayan secado. Como parte del mantenimiento, una vez al año se vacía y llena todo el sistema de riego.

Plano con la sección transversal del equipamiento deportivo

Sección transversal del equipamiento deportivo. (Anna Noguera)

Requisitos y mejoras energéticas

La equipación tiene dos espacios claramente diferenciados desde el punto de vista de las exigencias térmicas:

  • El espacio de la piscina climatizada tiene unos requisitos muy estrictos, con una temperatura del agua de 29 °C y la temperatura ambiente de 31°C.
  • El único requisito térmico de la pista polideportiva es la de no bajar de 14 °C en invierno.

“Concebir el edificio con parámetros de arquitectura pasiva, nos permitió, por un lado, reducir la gran demanda de energía de la piscina climatizada, y del otro conseguir un buen grado de confort a la pista polideportiva, que se resolvió sin climatización”, aclara Anna Noguera.

Con este objetivo en mente, los arquitectos propusieron un volumen muy compacto y empotrado al desnivel del terreno, situando la piscina en planta baja y la pista polideportiva en el piso superior. “Así minimizamos la superficie del envolvente y se redujeron las pérdidas térmicas”, añade.

Se contó con un elevado grado de aislamiento a todos los paramentos para conseguir un nivel considerablemente superior al que marcaba la normativa.  Se realizó un tratamiento selectivo de los diferentes paramentos en función de la orientación solar y de los requerimientos específicos de cada uno de los espacios.

“Los requerimientos del espacio de la piscina determinaron el uso de cristales de triple vidrio con cámara de gas argón, mientras que el acristalamiento del muro de la pista se realizó con un doble acristalamiento con cámara. Cuando la piscina no se utiliza, se cubre con una manta térmica para evitar pérdidas por evaporación”, ejemplifica.

En cuanto a los sistemas activos, la climatización se basa en cuatro bombas de calor de aerotermia de muy alta eficiencia. Aprovecha el calor del aire exterior para traspasarlo al ambiente y agua de la piscina. “Por cada kw que invertimos en este proceso, conseguimos 3,5 kw de energía calorífica sostenible, puesto que la fuente es el aire del exterior”, destaca.

 

Vidrio en el equipamiento deportivo

El edificio tiene un grado muy elevado de iluminación natural debido a la alta proporción de paramentos vidriados y traslúcidos. (Enric Duch)

La electricidad utilizada en este proceso proviene de la instalación fotovoltaica de la cubierta, así que toda la producción de calor proviene de fuentes renovables.

En la pista polideportiva se utilizó una estrategia diferente, explica Noguera. Esta se basa en la captación solar controlada mediante una envolvente transparente de policarbonato y vidrio y en la ventilación natural cruzada, combinada con el espacio bioclimático de la galería verde.

La superficie de ventilación es de un octavo de la superficie del espacio y se consigue con ventanas a las fachadas laterales y tragaluces a la cubierta, ambos con apertura motorizada controlada mediante domótica en función de los datos que aportan unos sensores de temperatura, humedad y CO en el interior de la pista.

El tragaluz incorpora unos ventiladores mecánicos que aceleran el tiempo de renovación de aire y permiten un grado de confort muy superior en verano cuando la pista está llena de gente.

El edificio tiene un grado muy elevado de iluminación natural debido a la alta proporción de paramentos vidriados y traslúcidos en todos los espacios, especialmente en la pista y en la piscina. “A través de un software de simulación lumínica se determinaron las aperturas para conseguir los niveles de iluminación óptimos, como por ejemplo el número de tragaluces en la cubierta. De este modo los espacios deportivos no dependen de la iluminación artificial durante el día, con el consecuente ahorro energético”, comparte.

Sobre los beneficios térmicos de la fachada verde, Noguera afirma que son difíciles de medir. “Los programas de simulación energética, incluso los más avanzados, no lo tienen en cuenta. A la hora de hacer los cálculos de la fachada del polideportivo, la fachada verde se consideró como una mejora”, explica.

Tratándose de un polideportivo, el confort fue otra de las prioridades. Además de las mejoras climáticas y de iluminación natural, el tercer elemento que contribuye a una práctica deportiva más confortable son las vistas hacia la fachada verde y el jardín y el ya mencionado uso de la madera.

El CEM Turó de la Peira demuestra que se puede ir a contracorriente cuando se abordan ciertas tipologías arquitectónicas.

 

Lucía Burbano
Redacción Escola Sert

 

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