El COAC ha presentado un medidor de emisiones de carbono que permite tomar decisiones medioambientales desde la fase de anteproyecto (FP).

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Software y herramientas

Una herramienta que mide el carbono y que se adelanta a la legislación

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Los profesionales de la arquitectura tienen el reto de transformar el parque edificado actual en uno cero emisiones, sin dejar de lado la singularidad arquitectónica. Pero para hacerlo son necesarias una serie de ayudas y herramientas como la presentada por el Col·legi d’Arquitectes de Catalunya (COAC): un medidor de emisiones de carbono que permite tomar decisiones medioambientales desde la fase de anteproyecto.

A partir de 2028 entrará en vigor el potencial de calentamiento global que, entre otras medidas, obligará a los profesionales de la arquitectura a medir parámetros relacionados con las emisiones. 

Para adelantarse a esta fecha, el COAC ya ha puesto a disposición de sus miembros una versión beta que permite que los profesionales puedan empezar a integrar estos conceptos desde las fases más tempranas de un proyecto y comenzar a familiarizarse con las demandas europeas. 

Greta Tresserra, vocal de Sostenibilidad, Innovación e Internacional del COAC, abrió la sesión de Presentación de la nueva Herramienta para el cálculo de la huella de carbono recordando que más del 50% de las emisiones de CO2 pueden recortarse en las primeras decisiones.

Una reunión sobre como reducir emisiones de carbono

La declaración ambiental de producto ayuda a conocer aquellos componentes que emite el material (FP).

“Más del 50% de las emisiones de CO2 pueden recortarse en las primeras decisiones."

Greta Tresserra
Vocal de Sostenibilidad, Innovación e Internacional del COAC.

Otro de los ponentes durante la presentación de la herramienta, Albert Cuchí, presidente de la Agrupació Arquitectura i Sostenibilitat (AuS) y profesor de la ETSAV-UPC, incidió en cómo estas emisiones están presentes desde la fase de fabricación de los materiales empleados en la construcción.

“Hemos pasado de materiales de ciclo cerrado a uno lineal y de ciclo abierto que no son absorbidos de nuevo por la naturaleza. Esto provoca una serie de residuos que perjudican al medio ambiente y genera una serie de emisiones que contribuyen al calentamiento del planeta”, se lamentó.

Los materiales, una de las claves

Por este motivo, Cuchí compartió que lo primero es categorizar estos impactos. Algunos ya son conocidos, como el cambio climático, la reducción de la capa de ozono y la acidificación de los suelos, mientras que otros todavía están en fase de creación y organización.

“Esto es importante porque relaciona el impacto de cada una de las emisiones que generan nuestros procesos productivos. Tenemos que ser conscientes de ello y empezar a contarlos”, animó a la audiencia.

Para aterrizar aún más estos conceptos, Licinio Alfaro, responsable del departamento de Construcción Sostenible de ITeC, explicó en qué consiste el análisis del ciclo de vida. Remarcó que, en un proyecto, las decisiones más importantes se toman en esta fase de ideación y cuando el arquitecto empieza a esbozar en papel.

“Es entonces cuando empezamos a intuir de qué manera construiremos este proyecto, de su tipo de estructura y materiales que usaremos. Cuando construimos, a veces las cosas se complican y por eso en el análisis de ciclo de vida no solo pensamos en los materiales que estamos utilizando, sino en las emisiones de carbono de todos los  elementos y acciones que intervienen, como su fabricación, transporte o colocación”, reflexionó.

¿Cómo sabemos cuántas emisiones tiene un material?

La declaración ambiental de producto es una de las normas que facilita el conocimiento de aquellos componentes que emite el material. La dificultad, sin embargo, radica en que la construcción no solo consiste en una serie de materiales, sino en la maquinaria o transporte que agregan más números al contador.

“El ciclo de vida no es simplemente la suma de piezas colocadas en un edificio sino también su mantenimiento, algo que a veces no tenemos muy claro cuando proyectamos. Las emisiones de carbono asociadas al mantenimiento forman parte de los deberes futurosdel análisis de ciclo a vida”, advirtió Alfaro.

Representación visual de la huella de carbono

El impacto ambiental de los materiales es del 10%-20% del total de CO2 que se emite. (FP)

Un proyecto tiene 4.800 elementos constructivos que implican una factura ambiental.

Alfaro explicó que, de media, un proyecto tiene 1.200 elementos constructivos que, a su vez, contienen un elemento constructivo, cuatro materiales y las maquinarias que lo conforman. El total da una media de 4.800 que, además de un coste económico, tienen una factura ambiental.

“Un análisis de ciclo a vida completo tiene más de 15 fases que forman parte de nuestra toma de decisiones. Al final, estamos hablando de más de dos millones de datos", apuntó.

Para no abrumar a la audiencia, el experto contextualizó la nueva herramienta presentada por el COAC como una ayuda a esta toma de decisiones.

Albert Sagrera, socio de Societat Orgànica, destacó por su parte que el panorama de los materiales ha mejorado muchísimo en los últimos 20 años, aunque quiso recordar que el impacto ambiental de los materiales es del 10%-20% del CO2 que se emite en la Tierra.

“Ahora ya podemos encontrar una carpintería de aluminio 100% reciclada con residuos que provienen ya no de la propia planta de fabricación, sino de los contenedores de la calle. O edificios hechos con bloques de BTC y revestimientos de productos de tierra. Contamos con muchas soluciones para mejorar nuestro impacto ambiental y éstas sólo harán que aumentar”, explicó con optimismo.

Plano de un edificio sostenible

El ciclo de vida de un edificio va más allá de la suma de piezas colocadas en un edificio, sino también su mantenimiento (FP).

Así funciona la herramienta que calcula las emisiones de carbono

Montserrat Vilardaga, responsable de la Oficina Consultora Tècnica (OCT) del COAC, ubicó la herramienta, ya disponible en versión beta en la web de la OCT, un espacio web donde se alojan distintos espacios de apoyo al arquitecto para el ejercicio de la profesión.

“La herramienta se encuentra en la home bajo el nombre de ‘herramienta CO2’. Antes de acceder, es importante leer lo que nos aporta para conseguir estos objetivos de descarbonización. Estamos preparando un video explicativo sobre su funcionamiento y un formulario para que los colegiados nos puedan trasladar cualquier consulta que puedan tener sobre la misma”, detalló. 

La herramienta presentada durante la sesión, cuenta con dos niveles, aunque van a desarrollarse más:

  • Uno más básico, que consiste en rellenar la información similar a aquella que ya hay que introducir en la hoja estadística de la Agència de l’Habitatge para tramitar una licencia de obra.

    “Automáticamente, la herramienta genera dos resultados: la hoja estadística en PDF y un pequeño informe sobre la huella de carbono de las soluciones constructivas usadas en tu edificio. El resultado es una primera aproximación muy sencilla”, señaló Albert Sagrera.
     
  • El segundo nivel utiliza un recurso que tiene el ITeC llamado TCQ para calcular la huella de carbono en el ciclo de vida.

    “Desde la herramienta tendremos acceso a ella de dos formas, a través de la información que ya hemos introducido, o generando un nuevo proyecto directamente en este segundo nivel”, apuntó Sagrera. Sin embargo, precisó que todavía existen algunas limitaciones sobre los materiales que pueden introducirse, como por ejemplo, el aislamiento de lana de oveja o algunos tipos de hormigón.

El arquitecto anticipó que un tercer nivel está actualmente en desarrollo para que las información pueda exportarse a BC3, un modo de lectura para los archivos de presupuestos de partidas.

Foto que representa la sostenibilidad con un paisaje de montaña de fondo

A partir de 2028, con la entrada en vigor del potencial de calentamiento global, los profesionales de la arquitectura deberán medir parámetros relacionados con las emisiones. (FP)

Licinio Alfaro volvió a tomar la palabra para explicar que el ITeC también ha desarrollado una herramienta gratuita para colegiados que permite, de forma sencilla, generar el segundo modelo comentado por Sagrera. 

“Introducimos la misma información de la hoja estadística en apenas cinco minutos y se genera un modelo complejo de cálculo de emisiones de carbono. La ventaja es que sirve para obra nueva, rehabilitación y escombro”, añadió.

Proyectos que ya lideran con el ejemplo

Durante la sesión, se dieron a conocer varios casos prácticos. Uno de ellos fue el del Instituto Metropolitano de Promoción de Suelo y Gestión Patrimonial (IMPSOL).

Josep Maria Borrell, su coordinador técnico, defendió que “para atender esta cuestión en los concursos, desarrollamos el protocolo de sostenibilidad, una herramienta pública que establece una serie de valores ambientales divididos en 6 ámbitos y 19 criterios que van más allá de únicamente medir el CO2”, explicó.

Sobre los materiales, Borrell compartió que un edificio genera, de media, 1.100 kilos de CO2 por m2. El objetivo de las construcciones de obra nueva en la AMB era reducirlas en un 40% y rehabilitar un 68%. 

“Esto, en nuestro caso, quiere decir 611 kilos de CO₂ en vivienda de obra nueva y 324 en rehabilitación que hay que justificar con unas fichas que incluyan, por ejemplo, un tanto por ciento de materiales reciclados utilizados en la obra”, detalló.

También citó tres promociones en la que se han empleado estrategias de reducción de emisiones:

  • La primera, en Cornellàdiseñada por Peris Toral, que utiliza una estructura de madera en un ratio de 0,24 m3 por m2 construido que también la hizo viable económicamente.
  • La segunda, en Montgat, se trata de un edificio que utiliza una fachada de termoarcilla para fomentar la ventilación cruzada y una cortina de vidrio como única medida de aislamiento.
  • La última, se trata de una rehabilitación de un edificio de oficinas en Sant Feliu de Llobregat y su conversión a 34 viviendas. La propuesta del concurso consiste en perforar el edificio para generar ventilaciones cruzadas.

 

 

Lucía Burbano
Una redactora de la Escola Sert compuesta por un 19% de carbono

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