Bioclimática y social: así es la fachada vegetal de la rehabilitación de Vil·la Urània
La fachada vegetal integrada en la Vil·la Urania recupera el antiguo jardín que rodeaba a la villa y actúa como elemento regulador del clima.
Originalmente, la Vil·la Urània era una pequeña residencia de veraneo ajardinada de finales del siglo XIX. Esta particular edificación la encontramos entre la Vía Augusta y la calle Zaragoza en el barrio del Farró, distrito de Sarrià-Sant Gervasi de Barcelona. Perteneció al astrónomo Josep Comas i Solà, quien, al fallecer en 1937, cedió la propiedad al Ayuntamiento con la condición de que se utilizara como centro divulgativo y cultural.
Tras décadas de abandono, en 2013 se lanzó un concurso para rehabilitar la casa y construir un centro cívico para el barrio. La convocatoria la ganaron el equipo formado por el estudio SUMO arquitectes y la arquitecta Yolanda Olmo.
“Este era el único solar disponible”, recuerda Jordi Pagès, arquitecto de SUMO Arquitectes, conjuntamente con Marc Camallonga y Pasqual Bendicho, estudio ganador del concurso.
Su propuesta, además de rehabilitar la pequeña villa manteniendo su estructura e interior diáfano y reforzando sus cimientos, planteaba un edificio que fuera lo más estrecho posible, con accesos a dos niveles que conectan vía Augusta y Zaragoza, sin encajonar a la casa de veraneo. Su elemento más destacado es una galería intermedia con una fachada vegetal que, entre otras virtudes, contribuye a regular la temperatura de confort.
Recuperar el concepto de ciudad-jardín
El proyecto planteaba una disyuntiva: al agregar un nuevo edificio que cumpliera la función de centro cívico restaba espacio a los vestigios del jardín romántico del siglo XIX, adyacente a la casa. “Una espina clavada”, afirma Pagès, “que resolvimos resituando la vegetación en otro punto del edificio”.
En 2013 se lanzó el concurso para rehabilitar Vil·la Urània. (Sumo Arquitectes)
El edificio se mantiene casi todo el año a una temperatura entre los 17ºC y 28ºC
Para ganar más superficie y valor añadido, el estudio decidió adosar una galería entre la segunda y sexta planta, una zona intermedia entre la calle y el edificio a la que se accede por una escalera exterior, dando continuidad al exterior.
Aprovechando su orientación sudoeste, esta galería de algo más de cincuenta metros lineales cumple con varias funciones: climatiza de forma pasiva las circulaciones del edificio y es una zona de encuentro y descanso, con varios bancos distribuidos por el espacio, e incluso un patio. Cuenta con varias jardineras adosadas a la fachada, con plantas autóctonas que ejercen de invernadero en invierno y umbráculo en verano, contribuyendo al confort bioclimático.
Este espacio actúa de colchón térmico al separar la calle del interior del edificio, reduciendo la demanda energética del edificio. “Esta zona no cuenta con climatización. De hecho, un 25% del edificio no está climatizado, logrando un importante ahorro energético. Gracias a una serie de filtros, entre ellos las plantas, el espacio se mantiene casi todo el año en un rango de temperatura de 17ºC y 28ºC, unas condiciones ambientales agradables”, afirma Pagès.
El bienestar térmico es superior al que se percibe a pie de calle. (Sumo Arquitectes)
La regulación de la corriente de aire que circula por la galería que, ayudada por la humedad o captación solar que aportan las plantas, contribuyen a que el bienestar térmico sea superior que el que se percibe a pie de calle. Esta entrada de aire se regula mediante unos sensores colocados en el techo de la galería que detectan la temperatura exterior. También ajustan la apertura o cierre de las lamas de las persianas y de la fachada de vidrio para asegurar este confort climático.
Instalación y mantenimiento de la fachada vegetal
Pagès explica que trabajaron con un paisajista para elegir las especies de plantas adaptadas al clima local. “Se colocaron jardineras a medida prefabricadas, con mallas, barandillas y tutores con mucha rapidez. Las jardineras están fijadas por debajo. El sistema de riego por goteo, que incluye una dosis de fertilizante, es el mismo que se emplea en pequeñas explotaciones agrarias”, explica el arquitecto.
Un depósito 20.000 litros situado en las plantas subterráneas del edificio recoge agua de lluvia y el sobrante del riego para reintroducirlo en el circuito cerrado que abastece a las plantas. El sistema de tutores permite que la planta trepe, sobre todo en verano, para generar mayor volumen y humedad ambiental. En invierno, tras la poda, su altura se reduce para captar mayor radiación solar.
El sistema de tutores permite que la planta trepe, sobre todo en verano, para generar mayor volumen y humedad ambiental. (Sumo Arquitectes)
Gracias a los sistemas pasivos incorporados, el ahorro energético es de un 60%
Sobre su mantenimiento, Pagès afirma que la intención era minimizar la acción humana. “Manualmente, la única labor a realizar es la poda anual en otoño. El resto está automatizado”, explica. Para ejecutar la poda por el lado exterior de la galería, se ha habilitado un paso de 60 centímetros de ancho situado entre las plantas y las ventanas.
Aunque Pagès reconoce que es difícil cuantificar el ahorro energético que aporta la fachada vegetal, explica que para la obtención del certificado energético, se compara su desempeño con proyectos similares en buenas condiciones. “Gracias a los sistemas pasivos incorporados, el ahorro energético es de un 60%. En proyectos de bajo consumo, la fachada pasiva nos permite ir un paso más allá”, afirma.
Obras en el exterior de Vil·la Urània. (Sumo Arquitectes)
Vil.la Urània: un jardín para sus usuarios
En cada una de las plantas, las especies vegetales presentan variaciones. En la sexta planta, por ejemplo, donde se encuentra el aula gastronómica, predominan las aromáticas como la menta y el romero, que los asistentes al curso emplean en sus platos.
Pagès celebra esta ‘apropiación’ por parte de los usuarios: “Dejamos espacios libres en las jardineras por dos motivos. El primero es que no queríamos una barrera vegetal frondosa, sino permitir una conexión con el exterior. El segundo motivo, era permitir la interacción con las plantas”. Así, nuevas especies como el clavel o la esparraguera plumosa han aparecido en las jardineras, posiblemente plantadas por los usuarios
“Es un jardín donde siempre pasan cosas y que va cambiando según la estación del año”, dice el arquitecto. Este interés añadido hacia las plantas promueve una serie de beneficios intangibles como el bienestar, la curiosidad y un efecto imán que repercute en el ambiente que se genera en estas galerías.
Representación en plano de los trabajos de geotermia realizados en Vil·la Urània. (Sumo Arquitectes)
Sensórica, materiales y renovables: las claves de un edificio pasivo
La Vil·la Urània cuenta con el certificado LEED PLATINUM por cumplir los máximos parámetros de sostenibilidad. Además de los mencionados sensores que detectan automáticamente la radiación solar y ajustan la apertura de las persianas y de la fachada antes de que se sobrecaliente, se han empleado otras estrategias en el edificio.
- Materiales: En el edificio predomina la madera, que aporta calidez y consigue bajar la huella ambiental. También se utiliza aluminio reciclado y la presencia de hormigón visto se justifica por su capacidad para acumular calor y repartirlo durante el día. La poca presencia de revestimientos se traduce en un menor mantenimiento.
- Energía renovable: El sistema de captación solar fotovoltaica colocado en cubierta de 100m2 (21kWpic) permite generar unos 20.000kWh/año.
- Instalaciones eficientes: La ventilación mecánica se realiza con recuperadores de calor rotativos con más de un 80% de rendimiento, con sondas de CO2 para aportar la cantidad de aire de renovación necesario en cada espacio. El sistema de producción está basado en dos máquinas. Una bomba de calor condensada por geotermia aporta la energía necesaria en invierno y gran parte de la necesaria en verano, y una refrigeradora con torre evaporativa cerrada que aportará la energía en los momentos punta en verano. La distribución de frío y calor se realiza con vigas frías suspendidas del techo, un sistema muy eficiente y que no necesita motores ni ventiladores, facilitando el mantenimiento.
Lucía Burbano
Redacción Escola Sert
La Escola Sert realiza el postgrado más completo del sector para poder acabar realizando proyectos de rehabilitación innovadores que marquen la diferencia, como el de Vil.la Urània.