Si eres arquitecto y quieres trabajar en la Administración pública, esto te interesa

La Escola Sert ofrece el Posgrado de especialización en la Administración pública para técnicos y arquitectos, preparación de oposiciones públicas para arquitecto superior. Lo dirige Montserrat Hosta, el mejor espejo en el que los arquitectos que aspiran a trabajar en la Administración pública podrían verse reflejados. Apasionada del urbanismo y del servicio público, y crítica con ciertos vicios de la estructura funcionarial, la directora de este posgrado reivindica en esta entrevista el papel del arquitecto en el sector público como una figura que debe dar servicio a las instituciones sin olvidar nunca que su verdadero cliente son los ciudadanos.

¿Cuál es la diferencia entre ejercer la arquitectura o el urbanismo en un despacho privado o en una administración pública?
La gran diferencia es que somos un servicio público que debe asistir tanto a un equipo de gobierno, ya sea de un ayuntamiento o ente supramunicipal o de la Generalitat de Catalunya, que tiene unos objetivos claros, y a la vez debemos dar servicio a los ciudadanos. Esta doble vertiente es uno de los temas más relevantes y ilusionantes que hay que transmitir a los arquitectos que quieren trabajar en la Administración pública.
Hay dos grandes aspectos que son claves: la planificación del territorio y el urbanismo, y la urbanización y edificación de los espacios públicos. Aquí hay que diferenciar entre la obligación del arquitecto que trabaja en la Administración pública de responder ante aspectos más urbanísticos y no tanto todo el tema de construcción y de urbanización, a pesar de que también hay que hacer la gestión y seguimiento de los proyectos encargados a despachos externos. Por eso, en cuanto a la docencia, nos centramos más en los temas urbanísticos, planeamiento y licencias, que son tareas de obligado cumplimiento para el arquitecto municipal.

¿Los cuatro módulos del curso corresponden al temario específico de las oposiciones?
No exactamente, ya que el curso es más completo, mucho más que el temario en sí. El curso tiene un objetivo doble que es el resultado de la unión de dos posgrados: el Curso de especialización del arquitecto y el técnico en la Administración pública y el Curso sobre la preparación de oposiciones de arquitecto a la Administración pública. El segundo se añadió cuando los arquitectos reclamaron al Col·legi d’Arquitectes de Catalunya incluir las temáticas más específicas sobre las pruebas de oposiciones. Además, el curso se complementa con un quinto módulo de prácticas, con ejercicios de las pruebas de los exámenes de las oposiciones, tanto sobre preguntas test del temario como sobre prácticas urbanísticas.
Por eso hace dos años que empezamos a impartir este curso, que cumple con los dos objetivos: aprender el trabajo del arquitecto en la Administración pública y ofrecer una documentación única, como herramienta básica de estudio para las oposiciones.

El formato del posgrado es único en Catalunya. ¿Es fruto de detectar esta demanda?
Parte del temario que enseñamos no entra en las oposiciones y está más enfocado a la experiencia práctica del arquitecto dentro de la Administración pública. Esto, y la documentación de unos apuntes específicos elaborados por dos opositoras con mucha experiencia, que ya accedieron a la plaza a la que concursaron, es lo que convierte el posgrado en singular y único a escala estatal. El marco legal urbanístico, que en este puesto de trabajo público resulta complejo, se explica con un enfoque muy práctico. Nosotros ponemos mucho énfasis en estas temáticas, que se transmiten desde la experiencia propia de nuestros profesores, y porque son complejos para los arquitectos que no han trabajado en urbanismo, desde el planeamiento urbanístico como proyecto hasta su gestión con carácter integrado.

Cuentas con la colaboración de un buen número de profesores. ¿Cuál es su aportación?
Participan 50 profesionales! El objetivo es que los mejores expertos de cada materia hagan una síntesis de lo más relevante, y esto solo pueden hacerlo los que más saben.

Las plazas del curso están agotadas. ¿Demuestra esto el interés de los arquitectos para acceder a la Administración pública?
Sí, es una razón muy clara. El curso que hacíamos antes también se llenaba, pero este complemento con los apuntes de los temas específicos que habitualmente salen en las oposiciones ha sido un plus que nos ha hecho llegar, muy rápidamente, a ese techo de casi 100 alumnos.

A lo largo de tu carrera has tenido oportunidad de trabajar en diferentes administraciones públicas. ¿Por qué optaste por este recorrido profesional?
Yo quería estudiar algo próximo a la gente, como la medicina, pero mi perfil iba más por el lado de las matemáticas, la física y el dibujo. Cuando vi que mi hermano mayor hacía dibujo lineal, geometrías, arquitectura… cambié el chip. En segundo año de carrera descubrí el urbanismo y esta relación entre el territorio y las personas, la complejidad de la ciudades y los paisajes urbanos y abiertos, mezclado con esta relación social y humana como un hecho global, en la que la arquitectura es parte del urbanismo. Una vez terminada la carrera, enseguida entré en la Generalitat, en la Dirección General de Urbanismo, donde estuve diez años, y después salté al mundo local: en Mataró y el Área Metropolitana de Barcelona, y más tarde en otros ayuntamientos, ya que la Administración local es la que más me gusta.

¿Qué quieres transmitir a los alumnos que se presentan a las oposiciones?
La gracia de este trabajo es que tienes muchos tipos de administraciones que te permiten tener una interacción constante con la gente y con las personas que están dirigiendo esa institución. Una de las mejores cosas es la posibilidad de tener comisiones de trabajo en diferentes lugares. Si el responsable de una administración te pide algo, te puedes mover. Este es un gran privilegio de los funcionarios, porque te permite innovar constantemente.

Este dinamismo es la antítesis del estereotipo del funcionario calientasillas…
La estructura funcionarial está completamente anticuada, y el privilegio que tenemos en el ámbito laboral no tiene ningún sentido. El trabajo se gana trabajando. Estamos enseñando a unos arquitectos para que se saquen unas oposiciones y puedan estar en un puesto de trabajo que saben que es fijo, y esto es muy complejo, porque depende de la forma en la que cada cual se implica y desarrolla su trabajo. La estructura de la Administración pública hacia el personal deberá cambiar algún día, porque el objetivo no es estudiar hasta que saques la plaza, sino responder en el trabajo público, que es muy exigente.

De todos los proyectos urbanísticos en los que has participado, ¿destacarías alguno en particular?
El Plan general de ordenación (PGO) de Mataró, aprobado en 1996. Fue una experiencia muy positiva por la coordinación que se dio entre el Gobierno, los técnicos municipales y el equipo redactor, gracias a un liderazgo político y técnico claro, que nos dio agilidad y convencimiento del trabajo que hacíamos juntos. El modelo urbano del plan refleja el concepto de cohesión urbana y de cómo la planificación urbanística puede conseguir beneficios sociales directos para una ciudad. La avenida Europa se convirtió en el eje que conecta unos barrios inicialmente poco integrados en la ciudad en este modelo de cohesión urbana singular y efectivo, que en su momento explicamos en seminarios más allá de las fronteras catalanas y españolas. Otro proyecto estrella en Mataró fue la ejecución del Parque Central en el año 2000, más de cien años después de que el proyecto de Eixample de 1878 lo dibujara. Lo elaboraron Melcior de Palau y Emili Cabanyes y a continuación lo gestionó Puig y Cadafalch cuando ganó la plaza de arquitecto municipal en 1892, una opción decidida por el trabajo público apenas adquirido el título universitario.

Lucía Burbano
Redacción Escola Sert