Collage del resultado de la rehabilitación y una imagen del cine Capri original (arquitectura i accessibilitat, aia)

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Edificación y rehabilitación

Cine Capri, una fachada contra el olvido

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Aunque dejó de ser un cine en un lejano 1974, los vecinos del barrio de la Marina en la Zona Franca de Barcelona continúan refiriéndose al número 29 de la calle Foneria como ‘el Capri’. Es el nombre de la sala de la cual la arquitecta Carla Habif Hassid ha preservado su fachada como homenaje a la memoria colectiva.

La historia del cine Capri es breve pero no por ello irrelevante para el tejido social. Inaugurado el 27 de abril de 1957, fue diseñado por el arquitecto Ramón Tor Estrada y del aparejador Rafael Paulo Galindo. Su aforo tenía una capacidad para 982 espectadores. 

¿Por qué hablamos de este proyecto de rehabilitación?

Porque encaja muy bien con el ideario del posgrado en Rehabilitación de la Escola Sert. Vamos a verlo.

El nombre del cine no evoca a la isla italiana, sino al humorista Joan Capri. 

Se trataba de un punto neurálgico en el entonces conocido como “el barrio de la SEAT”, ya que allí se ubicaba la fábrica automovilística inaugurada en 1953 y las viviendas de los miles de trabajadores de la empresa. El complejo incluía varios servicios como un casino, un dispensario, una guardería infantil, un parvulario mixto y una escuela para niñas. 

Este conjunto era considerado un pueblo dentro de la ciudad de Barcelona y los vínculos entre el vecindario y los equipamientos eran muy estrechos. El Capri cerró sus puertas el 28 de junio de 1974, y entre sus usos posteriores, fue un gimnasio.

Vista aérea del antiguo recinto de la SEAT en Zona Franca

Vista aérea del antiguo recinto de SEAT en la Zona Franca. (aia)

“Me enamoré profundamente de su fachada y de su historia, motivos que me llevaron a preservarla."

Carla Habif Hassid
Cofundadora del estudio arquitectura i accessibilitat (aia)

La arquitecta Carla Habif Hassid, cofundadora del estudio arquitectura i accessibilitat (aia) entró en contacto con la antigua sala cuando uno de sus clientes, La Vostra Llar, una red de residencias privadas para personas mayores, buscaba un edificio entre la Zona Franca y l’Hospitalet de Llobregat para un abrir nuevo centro. Fue entonces cuando apareció la posibilidad del Capri, que era de titularidad privada.

“Me enamoré profundamente de su fachada y de su historia, motivos que me llevaron a preservarla. Además, sucede algo precioso y es que, precisamente, aquella generación que se fue a vivir al barrio a partir de la década 1950 y acudían al cine, son hoy los potenciales usuarios de la residencia. Así tienen la oportunidad de permanecer en un barrio donde existe mucho arraigo”, afirma emocionada.

Demolición parcial

Aunque el edificio no presentaba patologías como la aluminosis, su estructura, dado el programa original, era peculiar y poco apta para su nuevo uso. 

Esto provocó la decisión de derruir la mayor parte, manteniendo únicamente su fachada, que a pesar de que  arquitectónicamente no cuenta con ningún grado de protección patrimonial, continuaba siendo un elemento central en el barrio y despertando el interés y curiosidad de los vecinos.

Al tratarse de una gran rehabilitación homologable a obra nueva, la estructura era imposible de verificar con la normativa actual. "Básicamente", explica, "conservamos la primera crujía y, a partir de ahí, derribamos el resto del edificio, a pesar de que tenía unas cerchas originales de hormigón preciosas que me hubiera encantado preservar. Era una cubierta a dos aguas, justificamos el volumen en el PEU que redactamos, preservando el volumen del edificio, pero con cubierta plana que diera respuesta a la fachada".

Habif Hassid explica que existen varias estrategias  para demoler un edificio, manteniendo elementos como la fachada, como ocurre en este proyecto. 

“Se pueden utilizar unos estabilizadores  por fuera y por dentro para sostener la fachada mientras se levanta la estructura. A nosotros, sin embargo, nos pareció más económico y sostenible dejar la crujía entera, o sea, dejar la fachada y la siguiente línea de pilares y, a cinco metros, hasta que pudimos llegar con las losas de nueva construcción a ensamblar con la estructura existente de fachada. Fue un proceso mucho más complejo que tirarlo todo abajo pero menos arriesgado de cara a mantener la fachada intacta”, concede.

Imagen de la fachada de la residencia de La Vostra Llar. (aia)

Imagen de la fachada de la residencia de La Vostra Llar. (aia)

Restauración y cumplimiento normativo

A continuación, se derribó la última crujía y la fachada se sostuvo con una serie de forjados. A nivel de restauración, la arquitecta explica que el trabajo se centró en recuperar  la carpintería existente, ya que quisieron mantener las ventanas batientes originales cuyo estado era bastante óptimo, y a cuya rehabilitación añadieron doble cristal que sellaron y restauraron en el taller para cumplir con las normativas ambientales vigentes.

A nivel patrimonial, no fue necesaria ninguna intervención, ya que la fachada no estaba catalogada. “Cuando empezamos a entablar conversaciones con el ayuntamiento, comentaron que existía interés en preservar el edificio pero por un valor sentimental, no arquitectónico”, recuerda.

Habif explica que mantener la fachada condicionó las alturas de la residencia que resolvió incluyendo elementos de diseño interior tipo cortineros para asumir la diferencia de nivel. 

La arquitecta responsable del proyecto explica además que el trabajo de documentación no se centró tanto en las características de las fachadas industriales de los años 1950, sino en todo el proceso que había vivido el edificio desde que se construyó, con consultas a los planos guardados en archivos, que eran básicamente los del gimnasio. 

“A mí me interesó particularmente el entorno donde se ubica y cómo se relaciona con su contexto. En concreto, el edificio vecino de la fábrica Philips con sus forjados formados por losas maravillosas y con el jardín de los Derechos Humanos, que incluyen especies botánicas nativas y del todo el mundo. Originalmente, el desarrollo del barrio contemplaba el diseño de zonas verdes entre los tres edificios pero jamás ocurrió, lo que provocó que el cine quedara encajonado entre dos edificios de una altura mayor”, relata.

Un ejemple para el posgrado en Rehabilitación

“El proyecto encaja muy bien con el ideario del posgrado en Rehabilitación de la Escola Sert, ya que muchos alumnos llegan con muchas preguntas sobre el estado de degradación de un edificio y buscan respuestas inmediatas y recetas para aplicar. Nuestro trabajo es demostrar que en rehabilitación a veces es más importante el "como" que el "que", valora David Lladó, director del posgrado.

Patio de la residencia

Patio de la residencia, el antiguo cine Capri y, más tarde, gimnasio (aia).

"El proyecto encaja muy bien con el ideario del posgrado en Rehabilitación de la Escola Sert, ya que muchos alumnos llegan con muchas preguntas sobre el estado de degradación de un edificio y buscan respuestas inmediatas y recetas para aplicar. Nuestro trabajo es demostrar que en rehabilitación a veces es más importante el 'como' que el 'que'."

David Lladó
Director posgrado en Rehabilitación de la Escola Sert

En este sentido, Lladó comparte la estrategia de Habif basada en el recorrido sentimental que debe realizar el arquitecto rehabilitador y que define como un largo camino de aprendizaje, donde se descubre la historia de la edificación y sus tipologías constructivas y estructurales. 

“En este proceso se incorporan elementos existentes al proyecto, ya sea por su valor arquitectónico, contextual e histórico, que lo hacen más valioso e interesante. Estas decisiones se toman sobre la marcha, pero nunca de una manera improvisada”, agrega Lladó.

Transformación en una residencia

La Vostra Llar ofrece 78 plazas de residencia y 15 de centro de día. La fachada posterior y laterales son totalmente nuevas. Habif explica que intentó replicar un edificio de viviendas para la comunidad de los usuarios de la residencia, que se inauguró el pasado mes de julio, porque, al fin y al cabo, es un equipamiento de viviendas destinado a una población vulnerable.

Ambientalmente, el edificio de 2.700 m2 cuenta con la certificación A, gracias a la inclusión de medidas adicionales como la inclusión de aerotermia, placas fotovoltaicas, carpintería de aluminio para reforzar la estanqueidad, un revestimiento SATE de un espesor 12 centímetros y aislamiento térmico en la cubierta.

Exterior de la residencia en Zona Franca

Aerotermia, placas fotovoltaicas, carpintería de aluminio o un revestimiento SATE son algunos de los elementos que han permitido que el edificio tenga una certificación energética A. (aia)

La arquitecta reconoce que existe algún puente térmico, fruto de mantener las ventanas originales, un “mal menor justificado” ya que aún así cumple con todos los requisitos energéticos y ambientales. 

“Como arquitectos, debemos tomar decisiones y, en mi caso, lo hago pensando en la gente que habita y utiliza el edificio, que además, se trata de población vulnerable. La sensación que produce el sol cuando entra por estas ventanas justifica esta medida, que va mucho más allá de lo tecnológico o de lo que debemos implementar para cumplir con el Código Técnico de la Edificación”, argumenta.

Aún así, explica que para el confort de los residentes incluyeron medidas que van más allá de lo que exige la normativa y el CTE, como sistemas de domótica, instalaciones y clima que les han permitido pasar las inspecciones pertinentes con calificaciones excelentes.

El hincapié en el confort climático también es puntal para David Lladó, que explica que la nueva edición del posgrado incluye un nuevo y sexto módulo denominado ‘Actuaciones contra el Cambio Climático desde la Rehabilitación’. 

Interior de la residencia

Se han realizado toda una serie de actuaciones para lograr la perfecta combinación de comodidad para los residentes y eficiencia climática. (aia)

La nueva edición del posgrado en Rehabilitación" se plantea de una manera experimental", explica Lladó, "donde pensamos explicar unos 5 o 6 casos de actuaciones ya ejecutadas, relacionadas con el cambio climático. Algunos ejemplos podrían ser un edificio con cubiertas ajardinadas en el Eixample de Barcelona o una intervención Passivhaus en el Poblenou”, comparte.

De regreso al edificio en la calle Foneria, 29, Habif explica que los residentes conviven con  guiños al edificio original. Estos se perciben en elementos como, por ejemplo, el patio del que disponen los usuarios que tienen más dificultades para salir del centro. 

“Como era una medianera muy alta, recuperamos la celosía de los edificios originales de la SEAT, formada por pequeños cuadrados del mismo color que las originales, y la colocamos como medianera dentro del patio”, señala. 

De esta manera, se evita que los usuario tengan la sensación sentirse encerrados. También se permite la ventilación natural y se vuelve a contextualizar el edificio en su emplazamiento que, por otro lado, cuenta con todo tipo de facilidades para los residentes y aquellos que los visitan, como el mencionado jardín, una estación de metro próxima, un CAP o una biblioteca.

Así, el nuevo uso prolonga la vida de la fachada del cine y sigue contribuyendo a estrechar vínculos entre la arquitectura de barrio y los ciudadanos.

Las nueva generaciones continuarán vinculados a esta fachada, ya no como cinéfilos, sino para visitar a sus abuelos que sí vivieron la edad de oro del cine Capri.

 

Lucía Burbano
Una redactora de la Escola Sert que no necesita rehabilitación

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