La arquitectura sistémica propone un enfoque transversal y holístico. El objetivo es analizar cómo las intervenciones afectan al usuario, al entorno y al medio ambiente. (FP)

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Arquitectura sistémica: sostenibilidad, salud y neurociencia y la arquitectura como nexo de unión

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Los posgrados de sostenibilidad, salud y neuroarquitectura de Escola Sert son la punta de lanza de un enfoque sistémico de la arquitectura. Se centran en cuidar los recursos naturales y la salud, así como la relación del ser humano con el entorno en el que vive. Sus directores nos explican similitudes y diferencias y por qué los tres son complementarios.

Tres posgrados que se ocupan y preocupan por los recursos del planeta, la salud de las personas y por dar respuesta a las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras. Este fue el eje de la Sessió Sert sobre ‘arquitectura sistémica’.

¿Arquitectura qué?

La arquitectura sistémica propone un enfoque transversal y holístico para analizar cómo las intervenciones afectan al usuario, al entorno y al medio ambiente, y diseñar en concordancia para potenciar sus efectos beneficiosos o minimizar los negativos.

El concepto se basa en una visión integral que analiza el sistema como un todo y que estudia cómo los diferentes elementos se relacionan y se influencian mutuamente. Sus sistemas son flexibles, para que puedan evolucionar y responder a los cambios.

En una pincelada rápida y acorde a esta definición, los directores de los posgrados apuntaron durante la Sessió Sert que: 

  • La arquitectura sostenible aporta datos empíricos de cómo el diseño repercute en el medio ambiente.
  • La arquitectura saludable lo hace desde el aspecto fisiológico, y aboga por el uso de materiales y sistemas que no nos perjudiquen.
  • La neuroarquitectura se ocupa de cómo los espacios influyen en el sistema nervioso y cognitivo.

Arquitectura sostenible: medir y actuar sobre nuestro impacto

Luca Volpi, codirector del posgrado en Sostenibilidad empezó refiriéndose a la biosfera como el conjunto de ecosistemas donde se desarrolla la vida. “En el posgrado, lo que proponemos es medir la cantidad de recursos que extraemos de la biosfera y los residuos que produce nuestra actividad y que después regresan a ella, ya sea en forma de gases, como el CO2, de materiales o de líquidos”, explicó el arquitecto durant una sesión Sert en la que quedó patente la importancia de esta aproximación sistémica también en la formación.

A partir de la revolución industrial, el equilibrio de los ecosistemas se ha ido alterando. Ahora, alerta Volpi, nos encontramos en una situación que describió como “límite”, porque nos arriesgamos nosotros mismos y la propia biosfera.

A continuación, habló de un concepto desarrollado en Suecia que agrupa los impactos que provoca el ser humano en el planeta. Se dividen en 12 niveles y se miden de forma empírica para saber si nos encontramos en una zona segura o no segura. La segunda implica la alteración de la biosfera sin posibilidad de retorno.

Volpi compartió un estudio realizado en 2023 que concluye que ya se han superado seis de estos 12 niveles. En este sentido, la concentración de CO2, que es una de las causas del cambio climático, no es la más urgente, aunque el sector de la construcción sea responsable del 40% de su emisiones.

Gente paseando en un edificio sostenible

La arquitectura sistémica propone un enfoque transversal y holístico para analizar cómo las intervenciones afectan al usuario, al entorno y al medio ambiente, y diseñar en concordancia para potenciar sus efectos beneficios o minimizar los negativos (FP).

“Lo más importante es resolver nuestro modelo económico social porque sigue un modelo lineal de extracción, producción, distribución, consumo y, finalmente, vertedero".

Luca Volpi
Codirector del posgrado en Sostenibilidad

“Lo más importante es resolver nuestro modelo económico social porque sigue un modelo lineal de extracción, producción, distribución, consumo y, finalmente, vertedero”, afirmó.

En este contexto, el posgrado que dirige se centra en conocer el impacto ambiental que generan las intervenciones arquitectónicas y cuántos recursos consume.

“No se trata de cambiar una caldera de gas por una bomba de calor porque no resuelve el conjunto de problemas que tenemos ahora mismo. Para hacerlo, se necesita una visión sistémica, conocer los datos y calcularlos porque las respuestas sencillas no existen”, alertó.

El cambio de modelo atiende a uno de naturaleza circular y habló de "metabolismo". En su posgrado, esto se explica con vectores como la energía. Se refiere a los consumos que se generan al usarla. También incluye los materiales que se utilizan, como la extracción y fabricación. Además, se consideran las emisiones de CO2 que se producen. 

“El Parlamento Europeo ya ha aprobado la Energy Performance of Buildings Directive (EPBD). Esto significa que en unos meses se añadirá al Código Técnico de la Edificación. Y habrá un apartado sobre sostenibilidad. En este apartado, se deberá justificar la calidad ambiental de los proyectos. Esto se hará usando los nuevos indicadores que se han desarrollado.

Contrapicado de la iluminación de un edificio

La iluminación cronobiológica y una acústica agradable son aspectos fundamentales en la planificación actual de un edificio. (FP)

Arquitectura saludable: el entorno influye en el bienestar

Sònia Hernández-Montaño Bou, directora del posgrado Arquitectura saludable y bioconstrucción, recogió el testigo para afirmar que la formación que dirige da respuesta a todos estos requisitos planteados por Volpi.

“Estamos de acuerdo que nuestra manera de construir, sobre todo a partir de la década de 1950, ha generado unos impactos enormes en nuestros ecosistemas a nivel de salud planetaria. Y esto se engloba dentro de este concepto de sostenibilidad. El posgrado en Arquitectura saludable y bioconstrucción aterriza, en cierto modo, todos estos criterios centrados en cómo influyen directamente sobre la salud de las personas”, apuntó.

Sònia Hernández-Montaño Bou habló de exposoma, que definió como todos aquellos aspectos que condicionan nuestra salud y que están presentes en nuestro entorno y en nuestras pautas de vida. 

Los dividió en:

  • Exposoma personal: la dieta, la actividad física y hábitos diarios.
  • Exposoma externo: entorno urbano, contaminación atmosférica, clima, espacios verdes, ruido, tráfico, etc.

La arquitecta explicó que muchos aspectos derivan, principalmente, de la planificación, del diseño de los espacios urbanos y, sobre todo, de los espacios interiores. Es lo que denominó concepto ‘One Health’.

“Por un lado, tenemos exposiciones biológicas como hongos, bacterias, virus... Es decir, el diseño de edificios, también la planificación urbanística, puede facilitar que aparezcan concentraciones de estos contaminantes biológicos y los podemos cuantificar. ¿Cómo podemos reducirlas? ¿Cómo podemos evitarlas? Estos serían algunos de los aspectos que abordamos”, detalló Hdez.-Montaño.

Gente paseando

La disposición de los espacios externos e internos afecta a nuestras emociones. (FP)

La arquitectura sostenible aporta datos empíricos de cómo el diseño repercute en el medio ambiente. La arquitectura saludable lo hace desde el aspecto fisiológico, y aboga por el uso de materiales y sistemas que no nos perjudiquen. Y la neuroarquitectura se ocupa de cómo los espacios influyen en el sistema nervioso y cognitivo.

Otros factores cuantificables y en los que el diseño puede intervenir, continuó, son de origen físico:

  • Hidrotermia 
    No solo se refiere a la temperatura, sino que está vinculada al grado de humedad ambiental. También es importante diseñar una hidrotermia adecuada. Esta se basa en los requisitos biológicos y fisiológicos que necesitamos como seres humanos. Luego, podemos crear entornos que nos sean favorables.
  • Campos electromagnéticos derivados de instalaciones eléctricas
    Diseñar instalaciones eléctricas y de telecomunicaciones que reduzcan estos impactos sin negar la tecnología, pero que incluyan este principio de precaución. Lo mismo aplica a la electricidad estática.

La arquitecta también mencionó aspectos de iluminación cronobiológica y una acústica agradable que va más allá de este tipo de instalaciones tradicionales. 

  • Químicos
    Los compuestos urbanos volátiles y los químicos en los materiales de construcción afectan nuestra biología de manera directa. Algunos ejemplos son los compuestos urbanos persistentes, las emisiones de gases de combustión y las emisiones de fibras y partículas.
  • Afectaciones psicosociales derivadas del diseño arquitectónico
    Aquí intervienen las neurociencias aplicadas a la arquitectura, y también un diseño que favorezca la sensibilidad, la inclusión y el sentimiento de comunidad.
Construcción con madera

Exposoma: los factores que condicionan nuestra salud y que están presentes en nuestro entorno y en nuestras pautas de vida. (FP)

La directora del posgrado en arquitectura saludable y bioconstrucción explicó que estas intervenciones deben ser “lo más coherente, sencillas y mínimas posibles”, una arquitectura “frugal que intente resolver todos estos principios para poder ser más eficaz”, recetó.

El posgrado incluye un apartado importante sobre materiales y sistemas constructivos como revestimientos, pavimentos, pinturas y de sistemas de construcción con tierra, en paja o de fibras vegetales. 

Durante el posgrado, todas estas soluciones y cuestiones sobre arquitectura saludable se aterrizan en distintas tipologías de diseño urbano y, de manera destacada, en la rehabilitación. 

Neuroarquitectura: los espacios afectan a las emociones 

Alba Méndez, codirectora del posgrado en Neuroarquitectura, realizó la última intervención. En ella, empezó explicando que, en el contexto de metabolismo introducido por Volpi, “la arquitectura es un elemento que construimos artificialmente”. 

En lo que se refiere a su campo de conocimiento, y para agregar una capa más a esta definición de metabolismo, amplió el concepto al área emocional, interrelacionando las definiciones aportadas por sus colegas de la Escola Sert.

“Estar tristes o estresados tiene un impacto en nuestra salud fisiológica, igual que lo tiene vivir en esta arquitectura que ha transformado la naturaleza de forma artificial. A nivel emocional, incide en cómo nos relacionamos con los demás y en cómo desarrollamos todas las tareas cognitivas”, explicó.

La neurociencia aplicada al diseño arquitectónico es intentar trasladar todos estos conocimientos de cómo funciona el sistema nervioso y nuestro organismo cuando interactúan con un entorno construido artificialmente o con un entorno natural.

Manos levantadas hacia un techo de cristal

El arquitecto no es solo un diseñador de espacios sino también un gestor de recursos que cubren las necesidades del medio ambiente y las personas de forma responsable. (FP)
 

La arquitecta dijo que el primer paso es entender las investigaciones de los laboratorios. También describió estos espacios como “estancos” y las investigaciones deben llevarse al proceso creativo de tomar decisiones en arquitectura.

¿Cómo lo hacen? A través de varios módulos.

  1. En el primer módulo del posgrado, las directoras aterrizan esta nueva visión de diseñar con el ser humano en el centro, ubicándolo como parte de un ecosistema.

“En este punto realizamos una primera introducción de lo que es la percepción, que es nuestra interacción con el entorno construido”, detalló.

  1. En un segundo módulo se introduce el concepto de fenomenología. Esta se define como una rama de la filosofía que intenta descifrar cómo nuestras vivencias dan forma a nuestro sistema nervioso. Este, según cómo esté conformado, determina nuestra percepción del mundo o el impacto que éste nos produce a nivel físico, emocional y cognitivo.

“Desde la neuroarquitectura buscamos que esa experiencia tenga un impacto positivo en la salud integral. Y no solo eso, sino que esa experiencia ayude a desarrollar lo que llamamos “la mejor versión de uno mismo””, define Méndez.

  1. En el tercer módulo, los alumnos reciben formación sobre cómo funcionan los órganos sensoriales. Estos actúan como puertas de la percepción. Permiten “traducir” la información del ambiente en un lenguaje comprensible para el sistema nervioso. Así, puede decidir cómo regular o desregular nuestro cuerpo. Esto ayuda a aumentar nuestras posibilidades de supervivencia.

“Planteamos preguntas como: ¿qué significan estímulos visuales desde la  arquitectura? Estos pueden ser el color, la proporción, la profundidad de campo, estímulos olfativos o del tacto, que no es solo una textura que tocamos sino que  puede ser una temperatura o cómo sentimos una corriente de aire”, apunta.

Una vez concluida la parte más teórica, todos estos conceptos se aterrizan en estrategias concretas de diseño surgidas de la investigación documental y del análisis de todas aquellas investigaciones realizadas en los laboratorios que hay que extrapolar al proceso de diseño de un contexto específico.

Tres formaciones y una visión holística

Los tres directores coincidieron en la complementariedad de sus formaciones. A la necesidad de especializarse, Hdez.-Montaño consideró que la especialización debe encajar dentro de un conjunto global que permita entender cómo una intervención afecta a las otras partes de esta misma unidad.

“Entenderlo te hará mejor profesional”, afirmó. Y si nos es posible formarse en todas estas áreas, lo más cabal es contactar con expertos que aporten sus conocimientos, recomendó la arquitecta.

Para Luca Volpi, se trata de un prisma con muchas caras. “Es una complejidad que requiere de un compromiso a nivel de aprendizaje y de dedicación que tiene un retorno importante: la oportunidad de hacer cosas absolutamente disruptivas y novedosas”, explicó.

“A veces, la información nueva y los avances tecnológicos permiten tener un cambio de perspectiva que nos ayude a tomar las decisiones de otra manera. Y estas pueden venir, simplemente, de entender de dónde vienen y de tomar decisiones en consecuencia. Es muy importante estar al día y tener la mente suficientemente abierta para cuestionar lo que falla y poner en valor aquello que sí funciona”, reflexionó Alba Méndez.

La conclusión de esta charla a tres es que la formación es el método para tener una visión especializada que no pierde nunca de vista el escenario completo. En el caso de la arquitectura, no se trata solo del qué, sino del cómo

El profesional de la arquitectura no es simplemente un diseñador, sino un gestor de aquellos recursos que cubren las necesidades del medio ambiente y las personas de forma responsable y positiva.

 

Lucía Burbano, una redactora sistémica de Escola Sert

 

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