There's no one size fits all in architecture - Let nature shape us
En la arquitectura podemos encontrar la conjunción entre las emociones, el espacio y el comportamiento. Como describe Juhani Pallasmaa en su libro Esencias, “No solo existimos en una realidad espacial y material, sino que habitamos también realidades culturales, mentales y temporales (…) El papel de la arquitectura no es crear unas figuras o sentimientos de un fuerte protagonismo, sino establecer marcos para la percepción y horizontes para la compresión”
La arquitectura siempre fue un refugio. Si diseñamos y construimos espacios para ser habitados, y lo hacemos con la finalidad de cuidar a quienes los vivan de las adversidades que puedan encontrar fuera, ¿por qué no tenemos en cuenta las que puedan estar dentro?
Actualmente los seres vivos nos tenemos que adaptar a los espacios interiores de nuestras viviendas y a las ciudades. Y los últimos años, también el planeta se tuvo que empezar a adaptar.
Nos llevó millones de años de evolución lograr que la estabilidad de la composición física, química y biológica del entorno nos permita vivir en la tierra como conocemos. Los problemas comenzaron a aparecer cuando el entorno al que estábamos habituados, y la manera de habitar los espacios, comenzaron a cambiar radical y velozmente en muy pocas décadas.
Pero, ¿por qué hablar de salud en la arquitectura?
Vivimos en entornos construidos, por lo que, aunque no lo percibamos de manera directa, nuestro día a día se ve influenciado por ellos constantemente. Esto impacta en todos nosotros y, por ende, en nuestra salud.
El cuerpo humano tiene sistemas de homeostasis y autorregulación, y mecanismos para equilibrar o reparar los efectos que los agentes tóxicos externos le provocan, pero no es ilimitado ni todos tenemos el mismo. Cuando propiciamos situaciones en las que el cuerpo no tiene la capacidad de autorregularse o regenerarse correctamente, la salud entra en jaque, y es aquí donde la arquitectura y el urbanismo tienen un rol fundamental de prevención.
De esta manera, los conceptos de exposoma, one health y los determinantes sociales de la salud, nos demuestran que la salud depende, no solo de la atención sanitaria (20%), comportamientos saludables (30%) y factores socioeconómicos (40%), sino también del entorno físico (10%). Lo externo y lo personal son factores modificables, por lo tanto, desde la arquitectura tenemos un rol muy importante a la hora de proyectar edificios y ciudades, previniendo y cuidándonos de lo expuesto anteriormente.
En este trabajo se busca describir los factores de riesgo y los conceptos dentro de ellos a considerar para entender un proyecto desde la biohabitabilidad: cuerpo, entorno y percepción, intentando explicar cómo los espacios impactan sobre las personas que los viven.
El primer apartado es cuerpo y entorno, donde se explican los procesos y las respuestas físicas de nuestro cuerpo en relación con el contexto físico, químico y biológico, que pueden generar un deterioro en nuestra salud física.
En el segundo, entorno y percepción, se busca poner el centro en el sistema nervioso, que a su vez repercute en el resto del cuerpo, intentando explicar los factores fenomenológicos.
La intención es buscar herramientas para poder modificar cómo están las cosas. Deberían ser las construcciones y las ciudades quienes se adapten a nuestras necesidades, incluidas las del planeta. Sin saberlo nos pusimos en riesgo, ya que no es posible vivir sanos en un planeta enfermo, y esto tiene que cambiar.
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