Los cambios que ha traído el teletrabajo durante la pandemia
Todos sabemos que estos últimos meses nuestra vida ha cambiado. Pero ¿tanto, ha cambiado? Quizás sería más correcto decir que ha cambiado la situación general. Y es que hemos tenido que adaptarnos a muchas cosas que antes no hacíamos, aunque tampoco eran cosas nuevas. Ya estaban, pero no las usábamos. No queríamos que entrasen a formar parte de nuestro día a día.
La covid-19 nos ha obligado a incorporarlas de repente. Muy rápidamente, hemos tenido que ponernos las pilas para estar a la altura y salir adelante como mejor hemos podido y sabido, para intentar hacer que la vida presencial se convirtiera en vida telemática.
La obligación de avanzar nos ha ido muy bien, somos así. Lo muestra el hecho que ya hace dos décadas que estamos inmersos en el mundo de internet y todavía seguimos haciendo muchas cosas presencialmente, aunque algunas ya se pueden virtualizar y llevar a cabo sin perder tanto tiempo en desplazamientos. ¿Por qué no lo hacíamos, pues? Todo este potencial tecnológico ya hace tiempo que existía y no lo usábamos, o lo conocíamos muy poco y mal. Nadie nos ha enseñado a utilizarlo, y es por eso que ahora, obligados, hemos tenido que aprender. En esta situación, todo el mundo ha tenido que espabilarse por su cuenta. También sabemos que siempre es mejor si alguien que sabe mucho te ayuda, y cuando el aprendizaje es lento pero firme.
Ahora es el momento de cambiar de verdad. Ahora que estamos más o menos equilibrados de nuevo, volviendo a una situación muy parecida a la anterior al confinamiento. No me gusta hablar de normalidad, puesto que cada día es único y es una gran aventura, pero sí hablar de rutinas, hábitos, formas de hacer las cosas, nuestra tan comentada zona de confort…
Durante la pandemia hemos aprendido a combinar la vida presencial y la telemática. (Pexels)
Ya hace dos décadas que estamos inmersos en el mundo de internet y todavía continuamos haciendo muchas cosas presencialmente.
Y seria ahora el momento de pensar con tranquilidad, pero con firmeza y premura, cuáles son aquellas cosas que ya sabíamos que estaban fallando, que no nos convencían, que sería bueno cambiar, para que todo rodase algo mejor, pequeños cambios que ayudarían a hacer más ágil, práctico, satisfactorio el sistema.
Desde la arquitectura tenemos la oportunidad de avanzar, no solo en la línea de teletrabajar mejor, en remoto, de aprovechar los recursos y el tiempo y de conciliar, sino también para poner nuestro granito de arena y dar nuestra visión experta.
La covid-19 afecta a todos los espacios, todos. Los espacios deben ser adaptados. La nueva organización del espacio no puede reducirse únicamente a colocar elementos físicos separadores o distanciadores, notas indicadoras, cintas que prohíban el paso y carteles de colores enganchados por todas partes. Cuando nos hemos visto empujados a salir del paso y dar una respuesta rápida y necesaria, lo hemos hecho bastante bien. Pero me pregunto: ¿perderemos esta gran oportunidad de ir más allá?
Los espacios de coworking ganarán protagonismo en los próximos tiempos. (Pexels)
Debemos pensar de verdad en las personas, pensar cómo sería el espacio ideal para trabajar en cada sector y cada profesión. Pensar en cada edificio, cómo ha sido diseñado y sobre todo cómo se usa, qué cosas podemos mejorar para que se adecue mejor a las necesidades actuales, si estas han cambiado. Cómo puede la configuración de los espacios hacer la vida más fácil a quienes los usan.
Ha llegado el momento de analizar cómo trabajamos en estos metros cuadrados de los que disponemos.
Sin duda es necesario tener una visión analítica, estrategia, conocimiento y experiencia, y mucha comunicación.
La conciliación familiar puede mejorar con el teletrabajo. (Pexels)
Ante el cambio constante y la necesidad de adaptarnos a las situaciones cambiantes, las decisiones sobre alquiler de espacios se han acortado en el tiempo.
Esta nueva mirada ha puesto en evidencia que los espacios de trabajo ya no respondían a las necesidades actuales. Hemos vivido todos en primera persona una adaptación brutal, en la que hemos visto qué era o no imprescindible para nuestro trabajo diario. Los autónomos, los empresarios, los promotores…, todos hemos visto la necesidad de adaptar espacios de trabajo existentes que tenían un uso a veces dudoso o desaprovechado.
Todos estos locales, oficinas y coworkings han sido objeto de análisis. De este modo, algunos hoteles han decidido reconvertir los espacios en la planta baja de sus edificios en pequeñas salas de reuniones y de trabajo, con opción de alquiler temporal de duración limitada. Los coworkings de espacios abiertos han derivado en pequeñas salas con más privacidad. Se buscan locales muy ventilados, con luz natural y no necesariamente en el centro de las ciudades.
Ante el cambio constante y la necesidad de adaptarnos continuamente a las situaciones cambiantes, las decisiones sobre alquiler de espacios se han acortado en el tiempo. Si la empresa crece, crecerá el espacio de trabajo. Si hace falta un cambio de ubicación, será más fácil y ágil llevarlo a cabo. Esto quizás aportará una agilidad mayor en la toma de decisiones por parte de los directivos, así como a la hora de valorar el teletrabajo, entender que el trabajo por objetivos es la base de la eficiencia y que la arquitectura es la base para estas adaptaciones.
Hemos tenido que repensar nuestros espacios de trabajo, esté en casa o a los coworking. (Unsplash)
Todos los espacios deben ser repensados para hacerlos mejores, más eficientes y más humanos.
También hemos visto que los espacios individuales no nos convencen, que necesitamos salir de casa y tener un espacio diferenciado para trabajar, donde poder compartir vivencias y gastos, socializarnos, trabajar en equipo. Las plantas bajas serán espacios compartidos con diferentes usos. En ellas convivirán actividades que hasta ahora no nos habíamos imaginado. Ayudarán a dinamizar las ciudades y a configurarlas a escala urbana.
Priorizemos una buena inversión para maximizar todos los recursos y pensemos en ir creando un modelo de sociedad más justo, equilibrado y ecológico.
Hagamos arquitectura responsable, hagamos arquitectura saludable.
Laura Prados, arquitecta
Grupo de mujeres arquitectas
Este post forma parte de la compilación de artículos del libro Crónicas del desconfinamiento: Mujeres y arquitectura. Si lo quieres descargar, aquí te explicamos cómo hacerlo.